Sociedad

HARVEY WEINSTEIN

El sheriff vuelve a la ciudad sin ley

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Peter Biskind, el mejor periodista cinematográfico de EE UU, recibió en 1991 el encargo de escribir un artículo de investigación sobre Harvey Weinstein en la revista 'Premiere'. Antes de hacer una sola llamada, Miramax ya había amenazado con retirar sus anunciós de la publicación. Poco después, Weinstein se estrenaba como columnista. A Biskind le tocó corregir sus columnas.

Durante una década, fue el hombre más poderoso y odiado de Hollywood. Harvey, junto a su hermano Bob, domesticó el concepto de cine independiente a través de su empresa Miramax. Comenzó como promotor de conciertos de rock y entró en el negocio distribuyendo películas eróticas. Quentin Tarantino, Gwyneth Paltrow y Penélope Cruz, que le citó en sus agradecimientos al recoger el Oscar, le deben sus carreras.

Steven Spielberg evitaba ayer cruzarse con Weinstein: todavía se pregunta por qué 'Shakespeare in Love' arrebató el Oscar a 'Salvar al soldado Ryan'. 'Pulp Fiction', 'El paciente inglés, 'El indomable Will Hunting' y 'Gangs of New York' tienen a este judío orondo de Queens en sus títulos de crédito. También es culpable como distribuidor del éxito internacional de 'Cinema Paradiso' y 'La vida es bella'. Sus largometrajes han recibido casi un centenar de Oscar. Y está dispuesto a todo con tal de subir al escenario del teatro Kodak.

Así, no duda en acudir al asilo de académicos para que le voten. Como tachaban a 'El lector' de ser blanda con la Alemania de Hitler, organizó un almuerzo presidido por el cazanazis Elie Wiesel. Después de ser despedido de Miramax en 2004, una década después de vender la compañía a Disney, 'El discurso del rey' supone su regreso por la puerta grande. Confió tanto en el monarca tartamudo que organizó un estreno para Rupert Murdoch. Hasta la reina Isabel II acabó «conmovida» después de verla. Harvey ha vuelto a Hollywood. Como dijo en el cénit de su gloria, «soy el jodido sheriff de esta jodida ciudad sin ley».