opinión

Odisea escolar

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Pasado mañana vuelve a abrirse el plazo de matriculación en los colegios. O lo que es lo mismo, vuelven a abrirse las carnes de cientos de padres que, hasta que no ven el nombre de su hijo en la lista definitiva de admitidos en el colegio solicitado, no suspiran aliviados. Un tema que debería ser un trámite más, un simple asunto de papeleo, se convierte en un verdadero problema para un número de padres bastante más alto de lo que pregona la Junta. Padres que solo ‘piden’ que sus hijos reciban un determinado modelo educativo y que crezcan y se eduquen en un determinado ambiente. Aun a riesgo de ser tachados de clasistas o memez similar, cuando se trata de una simple cuestión de enseñanza y educación.

Lo dijo el juez en la sentencia que obliga a escolarizar a diez niños del colegio San Felipe que estaban asistiendo a clase con medidas cautelares. Un asunto como el de la escolarización no puede convertirse en un problema en un país en el que la tasa de natalidad no es precisamente elevada.

No es cuestión baladí. Según afirman en estas mismas páginas algunos de los implicados en el asunto, el derecho de los padres a elegir libremente centro no es absoluto. Obviamente, hay que cuadrar los números y si mil niños quieren ir a un colegio donde solo hay cien plazas, tenemos un problema. Ocurre que las cifras no son tan desproporcionadas. Según afirma Manuel Gómez de la Torre, de CCOO, el problema de la escolarización solo afecta al 0,3% de los padres. Si damos por buena esta cifra, podemos calificar la gestión de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía en este asunto como pésima. Sin más. Horrorosa. Porque es uno de los temas que más quebraderos de cabeza les está dando en los últimos años cuando teóricamente afecta a tan poca gente.

Y además, cuando afirman que ese derecho a elegir centro no es absoluto, lo hacen teniendo en cuenta únicamente cifras. Realizando un análisis exclusivamente en términos de número de colegios y de alumnos. Pero hay que ir mucho más al fondo. Es, como decía antes, un asunto de modelos educativos. E incluso de organización en el día a día, porque aún hay padres con hijos en distintos colegios porque solo uno obtuvo plaza en el solicitado.

Los encargados de gestionar las matriculaciones escolares, se pongan como se pongan, no están haciendo bien sus deberes. Y no solo en este asunto de la elección de centros, donde año tras año hay padres manifestándose y hasta contratando detectives para demostrar que su hijo se ha quedado fuera porque otros han hecho trampas.

Hay otro aún más sangrante: el fracaso escolar. Políticos y docentes no tienen rubor en admitir que no saben cómo atajarlo. Cádiz está a la cola de la cola en número de alumnos que abandonan la escuela antes de los 16 años. Nada más y nada menos que el 40%. Con semejante dato es imposible que nunca dejemos de estar en el furgón de cola de Europa. El martes se abre el plazo de matriculación de los colegios. Y ese mismo día debe salir el dato del paro del mes de febrero. Imagínense cuál será. Y seguiremos buscando excusas y poniendo parches. En lugar de ir a la raíz del problema. En lugar de, no solo destinar más recursos a la formación, sino de gestionarlos con más eficiencia.