Una multitud se agolpa en el aeropuerto de Trípoli para tratar de abandonar Libia. :: REUTERS
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Gadafi pierde terreno en la capital

El hijo del coronel, que ahora reconoce «errores» en la gestión de la crisis, mantiene que la situación en Trípoli es «excelente»

RABAT. Actualizado: Guardar
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Gadafi amenazó el viernes con abrir los arsenales y armar a sus seguidores. Ayer, los aterrados habitantes de Trípoli pudieron comprobar en las calles de la capital cómo se cumplían las amenazas del coronel. Pero la alarmante imagen de civiles armados patrullando Trípoli refleja también cuán solo y asilado se encuentra ya el dictador, que apenas controla un 15% del país. Mientras, la presión internacional se incrementa sobre un régimen que tiene las horas contadas.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunía ayer de urgencia para debatir la imposición de sanciones sobre Libia. Al cierre de esta edición aún no se conocían los resultados de este encuentro, donde las naciones debatieron un embargo de armas y la solicitud a la Corte Penal Internacional para que investigue los posibles crímenes cometidos por el régimen durante la represión de las protestas.

Sin embargo, según las informaciones que llegaban ayer de testigos en Trípoli, es muy posible que, para cuando la comunidad internacional se ponga de acuerdo para actuar contra Gadafi, el régimen se haya desmoronado por la presión de los libios. Ayer, varios barrios de la capital volvieron a ser testigos de enfrentamientos entre opositores y fuerzas leales al 'guía de la revolución'. Algunos dudan ya de que estas fuerzas cuenten aún con militares, que podrían haber abandonado en masa o haber sido ejecutados al negarse a cumplir órdenes. «Ya no tiene Ejército», solo fuerzas paramilitares fieles y mercenarios, dijo a Efe Fathi Tarbul, uno de los miembros del gobierno provisional de Bengasi.

A estos milicianos se habrían unido desde ayer, según testigos en la capital, grupos de civiles muy jóvenes, adolescentes y veinteañeros, que circulaban armados hasta los dientes por las calles de Trípoli. Muchos de ellos llevaban prendas de color verde para mostrar su apoyo al régimen. Un empresario de la capital relató a AP cómo pudo ver a estos jóvenes entrando en las sedes de los Comités Revolucionarios (los milicianos de Gadafi) y saliendo cargados de armas.

Noche violenta

La noche del viernes al sábado fue muy violenta en la mayor parte de los barrios tripolitanos, después de una jornada sangrienta en la capital. Leales a Gadafi dispararon contra manifestantes después de la oración del mediodía del viernes, y los enfrentamientos se prolongaron durante toda la noche. Ayer, los opositores habrían ganado terreno en algunos barrios como el de Tajura, de donde las fuerzas de Gadafi se habrían replegado, según dijeron varios residentes de este distrito a Reuters.

Sin embargo, según Seif al-Islam Gadafi, la situación tanto en la capital como en tres cuartas partes del país es «normal, excelente», dijo ayer en otra muestra bien de soberbia o de vivir en una realidad paralela. El hijo del coronel ofreció una entrevista a la cadena emiratí Al-Arabiya en la que reconoció varios errores a la hora de gestionar la crisis y aseguró que es necesaria «una negociación amistosa para hacer una nueva Libia».

El este del país se encuentra desde hace varios días en manos de la oposición, que ha comenzado a organizarse para administrar las ciudades. También controlan la mayor parte de los pozos petroleros y las terminales portuarias para exportar el crudo. «Gadafi está viviendo los últimos momentos y esperamos el final de su régimen en los próximos días», señaló Tarbul, quien considera que el dictador apenas controla ya el 15% del país.

Otras fuentes aseguraron ayer que el área de influencia de Gadafi podría ser aún menor. Abdelmoneim al-Huni, ex representante de Libia en la Liga Árabe dijo al diario 'Asharq al-Awsat', con sede en Londres, que Gadafi solo controlaba ayer el complejo militar de Bab el-Azizia en Trípoli (donde tiene su residencia) y tres otros campamentos militares, entre ellos uno comandado por su hijo Jamis, según una entrevista publicada ayer por el rotativo. El armamento del que dispone también podría empezar a escasear, señaló Huni, ya que Gadafi ha tenido que pedir ayuda a miembros de su tribu en Sirte, su localidad de nacimiento. Unos 30 vehículos todoterreno blindados cargados de ametralladoras habrían salido recientemente de esta localidad costera camino de Trípoli, según el diplomático, aunque fueron interceptados por manifestantes antirrégimen en Misrata.