Sociedad

El arte rebelde de Roberto Jacoby llega al Reina Sofía

MADRID. Actualizado: Guardar
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Es empeño común de muchos creadores del último siglo subvertir las claves, leguajes y discursos habituales del arte. Superar convenciones conceptuales, materiales y formales para establecer nuevas fronteras. En este viaje, a menudo el artista se convierte en anti-artista. Uno de estos rebeldes y contestarios anti-creadores es el argentino Roberto Jacoby (Buenos Aires, 1944) que lleva medio siglo batallando con la convención, practicando un ¿arte? inetiquetable en el que la política, la contestación, la subversión y la contra-poética se alían.

Tan anti-convencional es Jacoby que jamás había expuesto su inclasificable y múltiple obra en un museo. Hasta que llegó el director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, y le invitó a realizar una retrospectiva. La que abrió el 'reina' el viernes -'El deseo nace del derrumbe. Acciones, conceptos, escritos'- es la primera en un gran museo de este argentino que ha hecho de su propia vida su mejor ceración.

Se sirve de la política, la literatura, la música la economía, la performance o el vídeo para experimentar con sensaciones, situaciones y relaciones. Del pacto de castidad que suscribió durante un año -«decir que eres casto es peor que decirte sadomasoquista»- a la música del grupo Virus para el que compone, pasando por la cartelería política o el juego de identidades entre Marx y Papá Noel, todo del sirve a este sociólogo tocapelotas, removedor de conciencias y creencias. Jacoby es, según Borja-Villel, uno de los artistas «más interesantes, versátiles, inquietos y desconocidos de su generación». Protagonista en los inicios del conceptualismo, es «capaz de desafiar a la obra tradicional para indagar en las relaciones humanas».