El precio de la gasolina roza máximos
Los especuladores vuelven al mercado con la aspiración de lograr importantes ganancias a corto plazo La volatilidad dispara el barril de Brent hasta los 120 dólares para caer después a los 114
MADRID. Actualizado: GuardarLa revuelta popular en Libia y la posibilidad de que la crisis se extienda a otros países de la zona provoca una extraordinaria volatilidad en el precio del crudo que arrancó en la jornada del jueves con una brutal escalada próxima al 10%, dado que el barril de Brent pasó en menos de una hora de 111 a 120 dólares, su precio máximo desde septiembre de 2008, para experimentar después un sensible descenso. También el crudo ligero Texas, de referencia en Estados Unidos, llegó a rozar los 105 dólares en los momentos de mayor tensión.
A los mercados petroleros han vuelto los especuladores, que aspiran a obtener una fuerte ganancia en cortísimo plazo. Con todo, las ventas rápidas frenaron la escalada, de manera que al cierre de los mercados de valores el precio del barril de referencia en Europa se situaba en torno a los 114 dólares, mientras la cotización del Texas también moderaba su expansión.
En España, la apreciación del crudo da alas a la remontada de gasolinas y gasóleos. La gasolina ya cuesta una media de 1,285 euros por litro, su precio máximo. El gasóleo se sitúa en 1,247 euros, un 24% más que hace un año. Todavía no son máximos históricos, pero ya se aproximan a esas marcas, que se produjeron -no hay que olvidarlo- en tiempos en que el barril de petróleo se cotizó en 147 dólares.
Nadie se atreve a pronosticar la evolución inmediata: el presidente de la petrolera Repsol expresó su deseo de que «ojalá el precio del crudo vuelva donde estaba, en torno a los 85 dólares por barril, si eso significa que la paz ha vuelto al norte de África, porque ese es nuestro mayor deseo».
Antonio Brufau insistió en que la reducción de la producción de petróleo en Libia no afecta en modo alguno al abastecimiento de España, ni al del conjunto de países europeos. «El mercado petrolero 'spot' es de una competencia rabiosa, y lo que no vende uno, lo coloca el otro», explicó.
Con las últimas noticias disponibles -las comunicaciones son muy difíciles, admitió-, la inversión de Repsol en Libia, evaluada en unos 650 millones de dólares, ha visto reducida estos días su capacidad de producción hasta unos 15.000 barriles diarios. En tiempos de normalidad, la compañía conjunta de la petrolera española y la compañía pública de Libia, que sigue en manos del Gobierno -49% de participación frente al 51%- llegó a producir hasta 380.000 barriles por día, ahora reducidos a la mitad. En consecuencia, los 34.000 barriles diario de Repsol se habrían visto recortados a la mitad.
Ahora «no estamos pensando en términos económicos», zanjó el presidente de la operadora, porque las prioridades están puestas «en que haya paz y nuestra gente esté segura». Sobre el impacto económico que una potencial crisis petrolera pueda tener sobre el crecimiento, Brufau remitió a la extraordinaria volatilidad del crudo, que hace un año estaba a 40 dólares por barril, hace una semana a 90 dólares y ahora ha rozado los 120. «La proyección de esta trayectoria y su impacto en el futuro me resultan imposibles de calcular», reconoció.
Los agentes económicos y sociales lo tienen más claro. La subida de los carburantes va a repercutir en el transporte privado, desde la factura que supone llenar el tanque del vehículo hasta la repercusión de 'segunda ronda' del desplazamiento de las mercancías, que acaba por encarecer todo tipo de productos.
La factura energética se resentirá directamente. El precio de la mayoría de los combustibles tienen como referencia el petróleo, que determina tanto el resultado de la subasta mayorista eléctrica -decisivo para la actualización del recibo de la luz el próximo 1 de abril- como la factura del gas que los hogares utilizan como combustible. En los contratos de la industria con sus suministradores energéticos acaba por repercutir, directa o indirectamente, la trayectoria del petróleo.
Los más temibles efectos de la escalada del crudo son, con todo, los que las autoridades económicas y los analistas denominan «de segunda vuelta», una repercusión que suele desplazarse en el tiempo más de medio año. El operador que paga más caros los carburantes traslada ese importe a los precios finales y, en la medida en que la situación lo permite, los asalariados intentan recuperar el impacto del encarecimiento del coste de la vida en sus negociaciones.
La dependencia energética de la economía española es muy fuerte. En 2009 se redujo como consecuencia del frenazo de la actividad, hasta el punto de que, en la industria, los consumos energéticos registraron un descenso del 11,8% respecto a dos años antes, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
El último trabajo del INE identifica a los diez sectores con mayor uso potencial de los productos petrolíferos: por encima del 60% se sitúan los fabricantes de generadores de vapor y de cemento y hormigón; productos metálicos, maquinaria y equipos, junto a la extracción de rocas y minerales rebasan el 50%.