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Piratas somalíes asesinan a cuatro estadounidenses después de secuestrar su yate

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Minutos antes de que se oyeran disparos, uno de los piratas estaba al teléfono con la agencia Associated Press: «Si nos atacan, los primeros en morir serán los rehenes», amenazó el somalí. El presidente Barack Obama había autorizado el sábado el desplazamiento de un portaaviones y tres buques de guerra para proteger a un yate californiano secuestrado en las costas somalíes, pero cuando la marina subió a bordo tras oír los disparos, los rehenes estaban heridos de muerte.

A Obama lo despertaron con la noticia a las 4.42 de la madrugada. El rescate no había tenido éxito; las negociaciones, menos. Por el momento nadie entiende qué es lo que pasó a bordo, pero dado que 13 de los piratas han sido capturados es de esperar que las autoridades puedan atar pronto los cabos. Los delincuentes suelen buscar onerosos rescates, por lo que no tiene sentido matar a sus víctimas sin motivo.

El 'Quest' era el hogar de Scott Adams, de 70 años, y su esposa Jean, de 66, que hace una década colgaron sus cargos de ejecutivo televisivo y dentista, respectivamente, para dedicarse a repartir biblias por el mundo. De Alaska a Nueva Zelanda, pasando por Centroamérica y la Polinesia francesa, hasta acabar su viaje el martes al sur de Omán. Hace diez meses se les habían unido en su peregrinaje a vela unos amigos de Seattle, Phyllis McCay y Bob Riggle, que cumplían con ello «el sueño de su vida», dijeron consternados sus familiares. Su suerte estaba echada.