Trabajadores egipcios abandonan Libia ante la mirada de las patrullas militares fronterizas. :: AP
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Militares oprimidos por el dictador

Revuelta en Libia El líder libio nunca ha confiado en las Fuerzas Armadas: el temor a un golpe le ha llevado a escatimarles efectivos y armas

RABAT. Actualizado: Guardar
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Cada vez son más numerosos los miembros del Ejército libio que abandonan a Muamar Gadafi y se alinean con los manifestantes. Las motivaciones serán diversas. Unos han tenido reparos morales en disparar contra su propio pueblo y otros, quizás, no han querido que el fin del régimen les sorprenda en el bando equivocado. En lo que sí parecen coincidir los analistas es en que las Fuerzas Armadas tradicionales han sido un cuerpo marginado por Gadafi, que nunca ha terminado de confiar en los militares, por lo que se habría apoyado mucho más y, especialmente en los últimos años, en el aparato de seguridad para mantener su poder.

Gadafi, completamente paranoico ante la posibilidad de un golpe de Estado militar -algo que se ha intentado en el pasado sin éxito-, ha mantenido al Ejército corto de personal y armas. «No tuvieron armamento moderno ni munición durante varios años», aseguró a AOL News Charles Gurdon, analista político en la consultora Mena Associates de Londres.

Numerosos testimonios de exmiembros de las Fuerzas Armadas describen a un cuerpo «oprimido y víctima de abusos del régimen», que habría sido fundamental para mantener un gobierno de más de cuatro décadas, pero que ha abandonado al dictador, como explica el excoronel de la Fuerza Aérea libia Qassam Nayah. «En los últimos años, un gran número de oficiales han sido despedidos simplemente por discrepar con sus mandos. La política de Gadafi siempre ha sido la de erradicar y matar a la gente que no está de acuerdo con él, y eso incluye también al Ejército», dijo el antiguo militar en una entrevista con la cadena catarí Al-Jazeera.

El desquiciado dictador habría intentado mantener el control de las Fuerzas Armadas fomentando las rencillas tribales entre los militares. Según la BBC, las rivalidades entre tribus representadas en las Fuerzas Armadas son marcadas. La tribu de los Gaddafa (a la que pertenece el líder libio), por ejemplo, estaría enfrentada a los Magariha (la de Abdelbaset Ali al-Megrahi, el terrorista de Lockerbie), que a su vez estarían próximos a los Warfalla, una tribu numerosa, con más de un millón de miembros. Los Warfalla, por su parte, tienen buenas relaciones con los Al-Zintan, procedentes de una de las primeras ciudades del oeste de Libia en sumarse a las protestas contra Gafadi. La radiografía tribal que la BBC presenta del Ejército hace pensar que la mayor parte de las tribus representadas en las Fuerzas Armadas podrían ponerse en contra del dictador.

El Ejército, además, ha sido arrastrado a guerras absurdas e inútiles, como la que Libia libró contra Chad en 1987 en la que perecieron unos 6.000 jóvenes oficiales. Desde entonces, y quizás a sabiendas de que no podía contar totalmente con el apoyo del brazo armado, Gadafi comenzó a establecer brigadas de seguridad para proteger al régimen, una suerte de grupos paramilitares completamente fieles al Guía de la Revolución. Algunos de sus hijos contarían además con sus propias brigadas de adeptos.

Sin embargo, desde hace unos meses, el líder libio ha contado también con la ayuda de grupos de mercenarios, principalmente africanos, pero también de otras nacionalidades. «Algunos han sido 'importados' muy recientemente, quizás en los últimos días, pero otros llevan en el país varios meses», explicó el analista político y opositor libio en el exilio Ibrahim Jibreel en Al-Jazeera. En previsión de lo que pudiera suceder y, probablemente, porque Gadafi se olía que el Ejército podía abandonarle, estos mercenarios habrían sido instalados en campos de entrenamiento al sur del país, según el experto, donde habrían sido armados y formados.