Marruecos presenta las protestas como signo de una «democracia sana»
RABAT. Actualizado: GuardarLos disturbios que se vivieron en varias ciudades marroquíes tras las manifestaciones que pedían reformas democráticas el pasado domingo se han cobrado la vida de al menos cinco personas. Otras 128 han resultado heridas en los violentos enfrentamientos que sembraron el caos en ciudades como Alhucemas, Larache o Tánger, según las cifras oficiales presentadas ayer por el ministro marroquí del Interior, Taieb Cherkaui.
La tensión continuó ayer en los alrededores de Alhucemas, donde cientos de manifestantes se enfrentaron con la Policía cuando las fuerzas del orden intentaron dispersar una manifestación en el pueblo de Imzuren, según pudo confirmar Efe. También se produjeron enfrentamientos violentos en la ciudad de Fez, según informó a este diario la presidenta de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), Jadiya Riyadi.
«Al parecer son grupos de jóvenes que se han lanzado a atacar comercios y locales sin ningún tipo de control», señaló la fuente. «No sabemos si se trata de gente desesperada por la pobreza o de si son personas formadas para atacar a los manifestantes pacíficos», señaló Riyadi, quien aseguró que en Tetuán, al norte del país, algunos de estos descontrolados cantaban el himno nacional y gritaban «¡viva el rey!».
Según Cherkaui, cinco cuerpos fueron encontrados carbonizados dentro de una sucursal bancaria en Alhucemas, aunque no dio más datos sobre la identidad de las víctimas. El ministro aseguró que un grupo de «vándalos» habría incendiado el local, aunque se desconoce si los muertos serían trabajadores del banco o saqueadores. El titular de Interior cifró en 128 los heridos, entre los que habría 115 agentes del orden.
La mayor parte de los disturbios tuvieron lugar en ciudades del norte como Tánger, Tetuán, Larache, Sefru y Alhucemas, aunque también se registraron actos de violencia en Marrakech y en la ciudad sureña de Guelmin. La región septentrional de Marruecos, en especial la zona del Rif, es una de las comarcas tradicionalmente más combativas del país. La región fue marginada por Hassan II, padre del actual monarca, y algunos de sus núcleos, de mayoría amazig (bereber), cuentan con una gran población que se considera secesionistas. En los últimos meses, además, decenas de personas se han manifestado en Alhucemas para denunciar abusos de las autoridades locales.
El Gobierno marroquí reconoció ayer que las manifestaciones habían tenido lugar en 53 provincias del país, y que más de 37.000 manifestantes habían salido a la calle «en un clima pacífico, lleno de serenidad y disciplina», añadió Cherkaui.