El piloto de uno de los cazas libios que ayer aterrizaron en Malta revisa el aparato en la pista. :: REUTERS
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Gadafi solo se apoya en los cadáveres de los manifestantes

El régimen libio bombardea barrios de Trípoli mientras políticos y parte del Ejército abandonan al dictador

RABAT. Actualizado: Guardar
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Seif al Islam Gadafi prometió ríos de sangre y cumplió la amenaza. Libia se encuentra al borde de la guerra civil después de que los manifestantes prodemocracia se hicieran ayer con el control de varias ciudades e incendiaran la sede del Gobierno y del Ministerio de Justicia en Trípoli, a lo que Gadafi respondió con aviones de guerra que bombardearon varios barrios de la capital de forma indiscriminada. La cadena Al-Jazeera cifró en más de 250 los muertos en Trípoli. Mientras, el régimen libio empieza a resquebrajarse. Ayer dimitió el ministro de Justicia por el uso de la violencia para reprimir a los manifestantes.

«Lo que estamos presenciando hoy es inimaginable. Aviones de guerra y helicópteros están bombardeando de forma indiscriminada una zona tras otra. Hay muchos, muchos muertos», dijo a la cadena de televisión Al-Jazeera Abdel Mohamed Saleh, un testigo que se encontraba a las afueras de Trípoli. Según Saleh, los bombardeos se centraron primero en un cortejo fúnebre, pero después se extendieron, cada 20 minutos, por toda la ciudad.

Este ataque se produjo poco después de que la cadena nacional Libya TV retransmitiera un mensaje urgente al parecer del mando de las Fuerzas Armadas en el que se anunciaba el inicio de una operación contra «las guaridas de los autores de actos de destrucción y sabotaje», según informó Efe.

Por la mañana, los manifestantes habían prendido fuego a varias sedes gubernamentales en la capital, entre ellas la Casa del Pueblo (que hace las veces de Parlamento del país), la sede del Gobierno y el Ministerio de Justicia, según Reuters y Al-Jazeera. Varios testigos en la ciudad aseguraron que las fuerzas del orden habían prácticamente desaparecido de la capital, y muchos se esperaban lo peor. Por la tarde, las comunicaciones telefónicas se cortaron en Trípoli momentos antes de que comenzaran los bombardeos.

Mientras, en el este del país, los manifestantes se habrían hecho con el control de varias ciudades, entre ellas Sirte y Bengasi, la segunda urbe del país. Un trabajador turco atrapado en esta ciudad aseguró al canal de noticias NTV que el aeropuerto de Bengasi estaba en manos de los opositores. Muchos miembros del Ejército se habrían unido a los manifestantes en los últimos dos días, según diferentes testimonios.

Envenenar el agua

Uno de estos militares, el teniente coronel Mohamed Saber, declaró a la agencia alemana DPA que Gadafi había ordenado el desplazamiento de mercenarios a Bengasi para atacar edificios, sembrar el caos entre la población y «envenenar el agua». «Solo pedimos una cosa a Naciones Unidas y a la comunidad internacional: intervengan para salvarnos antes de que disparen desde aviones. Interfieran aunque sea para salvar sus intereses petroleros», gritó el oficial por teléfono.

La sangrienta represión de los manifestantes que piden democracia comienza también a dividir al régimen. Ayer, el ministro de Justicia, Mustafa Abdeljalil, presentó su dimisión ante la «excesiva utilización de la violencia» por parte de las fuerzas de seguridad contra los civiles desarmados. Sorprendentemente, fue 'Quryna', uno de los diarios del hijo de Gadafi, Seif al Islam, el que dio la noticia. El vástago, que se había considerado como posible sucesor de su padre, ofreció un amenazante discurso en la noche del domingo en el que, con una actitud tranquila e incluso chulesca, advirtió de que «no se permitirá el caos» y que el Ejercitó «permanece y permanecerá fiel» a Muamar el Gadafi.

Ayer, sin embargo, se pudo comprobar que parte de las Fuerzas Armadas abandonaron al 'Guía de la Revolución' y a su desquiciada represión. Dos cazas de la Fuerza Aérea libia aterrizaron por sorpresa ayer en el aeropuerto de Malta donde los coroneles que los pilotaban pidieron asilo político. Los militares desertaron tras negarse a bombardear a los ciudadanos.

Diversos rumores circularon ayer sobre la posible huida de Gadafi de Libia. El ministro de Exteriores británico, William Hague, aseguró ayer que el líder libio podría haber abandonado el país con destino a Venezuela. Fuentes oficiales del estado magrebí y venezolanas desmintieron, sin embargo, la noticia.

Las revueltas en Libia ya se han dejado sentir en las Bolsas internacionales y en los precios de petróleo. El crudo subió ayer un 4%, mientras que las principales petroleras extranjeras que operan en el país, entre ellas Repsol, comenzaron a repatriar a sus empleados.