Tras celebrar su boda por todo lo alto, casi dos millones de chinos se divorciaron en 2010. :: Z. ALDAMA
Sociedad

Los chinos dicen 'no quiero'

El gigante asiático registró en 2010 más divorcios que enlaces, un dato que pone patas arriba la sociedad tradicional

SHANGHAI. Actualizado: Guardar
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Hace ya varios años que los padres de Hu Yuan decidieron romper su matrimonio. Entonces, esta decisión llevaba asociado un estigma social tan fuerte que la pareja decidió seguir conviviendo a pesar del divorcio, una situación que las penurias económicas les han obligado a prolongar hasta ahora, más de una década después de haber firmado un papel que, curiosamente, hoy se ha convertido en el escrito legal más popular del país.

Cada día del año pasado 5.300 chinos decidieron seguir el mismo camino que los padres de Hu Yuan. En total, 1,96 millones hicieron oficial su ruptura, 760.000 más que quienes dieron el 'sí quiero'. Este espectacular vuelco, fruto de un crecimiento de la tasa de divorcios del 7,65% en los últimos siete años, demuestra la velocidad a la que se mueve la sociedad china. Y también la dificultad que tiene a la hora de encontrar su rumbo, porque los hay que deciden casarse un día, divorciarse al siguiente -gracias al procedimiento exprés introducido en 2003, los papeles se tramitan en apenas 24 horas-, para volver a contraer matrimonio pocos días después.

Sin embargo, no hace tanto tiempo que China promulgó su primera ley del matrimonio. Fue en 1950, y la primera normativa recogía la prohibición del concubinato y de los enlaces pactados, aunque estos últimos todavía hoy son habituales en las zonas rurales. En aquel año se introdujo también la legalización del divorcio, aunque solo después de pasar una larga «meditación» y de haber recurrido a consultores de pareja.

Una práctica reciente

Lo que sí permitió esa normativa fue que muchos escaparan de matrimonios concertados, pero hasta 1981 no se recogió la posibilidad de una ruptura motivada por relaciones extramatrimoniales, violencia doméstica o adicción a cualquier droga de alguno de los cónyuges. Y hasta 2003 todavía era necesario un documento firmado por el comité del barrio o por directivos de la empresa de alguno de los miembros de la pareja para recuperar la soltería. Eso sí, el estigma hizo que muchos decidieran no dar el paso o, como en el caso de los padres de Hu Yuan, que mantuvieran la fachada de felicidad conyugal.

Ya no hace falta. Los casos de divorciados con menos de 25 años se disparan cada año en torno al 20%, y la política del 'hijo único' hace que todo se complique. Aunque los divorciados pueden tener un segundo hijo con otra pareja, lo cierto es que en muchos casos el peso de hacerse cargo de una familia en la que puede haber muchos progenitores recae sobre una sola persona. Por eso, sociólogos de diferentes universidades abogan por introducir nuevas restricciones al divorcio para tratar de mantener vivos los valores tradicionales chinos y el necesario apoyo familiar en un país en el que la seguridad social brilla por su ausencia.

Eso sí, quienes contraen matrimonio lo hacen por todo lo alto y emulando costumbres occidentales. La ciudad costera de Xiamen es un buen lugar para descubrir el último grito en moda de boda, porque muchos deciden fotografiarse frente a las imponentes fachadas de los edificios coloniales. Los hay que van de hawaianos, otros más formales con esmoquin y el clásico traje con velo, y no faltan tampoco los modernos con trajes surrealistas. Los que no se dejan ver son los que se suman a la última moda: hacerse las consabidas fotos del enlace desnudos.