Merkel empieza el 'superaño' electoral con una derrota
Los socialdemócratas ganan las elecciones de Hamburgo, donde el partido de la canciller obtiene uno de sus peores resultados
BERLÍN. Actualizado: GuardarObtener la mayoría absoluta en un sistema político de cinco partidos representados en un Parlamento es una hazaña que solo se logra en las dictaduras. Pero ayer, el Partido Socialdemócrata alemán (SPD), una organización que parecía estar condenada a la decadencia, resurgió de sus cenizas como el ave Fénix y obtuvo un 50% de los votos en las elecciones regionales de Hamburgo, un resultado que le puede ayudar a formar gobierno sin la necesidad de negociar una coalición.
El espectacular resultado obtenido por el SPD en la ciudad hanseática pone fin, por el momento, a una larga temporada de fracasos electorales del partido más antiguo del país y catapultó al candidato, Olaf Scholz, a las grandes ligas de la política alemana. Scholz, que ocupó el cargo de ministro del Trabajo en el Ejecutivo de gran coalición, al igual como ocurrió en 1998, con Gerhard Schröder, cuando ganó por mayoría absoluta las elecciones en Baja Sajonia, se convirtió ayer en un serio aspirante para ser el candidato de su partido a la cancillería.
Las elecciones en Hamburgo también ofrecieron un resultado inédito para la CDU, el partido que dirige la canciller Angela Merkel, que sufrió una derrota humillante y dolorosa. Por primera vez en la cronología de las elecciones regionales de país, la CDU obtuvo un 20% de los votos, un resultado miserable que los líderes del partido intentaron achacar al exjefe de gobierno de la ciudad-Estado, Ole von Beust, una estrategia destinada a impedir que la derrota salpique a Merkel.
Von Beust tuvo éxito en acabar con el «reinado» del SPD en Hamburgo en 2004, cuando su campaña fue recompensada por una mayoría absoluta. Pero el barón se cansó de la política y renunció al cargo para dedicarse a cultivar el amor que siente por un joven de 20 años. ¿Fue la causa de la debacle que sufrió el partido de Merkel? Es posible, pero también los democratacristianos aceptaron en silencio que su candidato, Christoph Ahlhaus no era el mejor, sobre todo porque violó algunos principios que rigen la sociedad hanseática, como la discreción.