Zine El Ben Alí, el presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh, Muamar Gadafi y el expresidente egipcio, Hosni Mubarak, durante una cumbre celebrada en Libia en octubre. :: EFE
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Gadafi oculta al mundo una matanza para frenar las protestas

Libia amenaza a la UE con abrir el grifo de la inmigración ilegal si apoya unas revueltas que ya se han cobrado la vida de 200 personas

RABAT. Actualizado: Guardar
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La situación se ha vuelto crítica en Libia, donde la represión de las manifestaciones por parte del régimen de Muamar el Gadafi es responsable ya de la muerte de cerca de 200 personas, según testigos en el país. La presión internacional para que Trípoli respete el derecho de los manifestantes a pedir cambios en el país de forma pacífica ha agotado la escasa paciencia del 'Guía de la Revolución', que ha amenazado a la Unión Europea con abrir el grifo de la inmigración ilegal si no cesan los comentarios sobre Libia.

Ayer, la organización Human Rights Watch (HRW), que tiene buenas fuentes sobre el terreno, elevó a 173 el número de víctimas mortales en los últimos días a causa de la represión. El organismo cita fuentes médicas y testigos en el país, que han presenciado cómo las fuerzas de seguridad del régimen han intentado suprimir las protestas, cada día más numerosas, a base de fuego y sangre. Más de 10.000 personas se manifestaron ayer en Bengasi, la segunda ciudad del país, después de participar en los funerales masivos por las 84 personas que murieron durante el sábado. Según informó Amnistía Internacional, la mayor parte de las víctimas mortales han recibido disparos en la cabeza y en el pecho.

Cuando la marcha se acercó a Katiba el Fadil Bu Omar, un recinto oficial que alberga una de las residencias de Gadafi, agentes militares dispararon de forma indiscriminada contra la multitud. «Se está gestando una catástrofe potencial para los derechos humanos en Libia, en un momento en el que los manifestantes hacen frente por tercer día a los disparos y a la muerte», afirmó Sarah Leah Whitson, directora de HRW para Oriente Medio y el norte de África.

Otros testigos elevan la cifra dada por HRW a más de 200. Un abogado dijo por teléfono a la cadena catarí de noticias Al-Jazeera que mercenarios africanos pagados por Gadafi habrían cometido una masacre en Bengasi. Otros testigos citados por la cadena hablan de matanzas en ciudades como Derna, donde habría cadáveres calcinados en la carretera que lleva al aeropuerto.

Cada vez es más difícil saber qué ocurre exactamente en Libia, un país que carece de prensa libre, donde no hay corresponsales extranjeros y donde las conexiones de Internet, la única forma de que los testigos muestren al mundo a través de imágenes lo que sucede en el país, han sido bloqueadas en los últimos días.

La televisión estatal libia ha ignorado completamente las protestas y la matanza y emite durante todos estos días imágenes del dictador uniéndose a manifestaciones en su honor.

La agencia de noticias oficial, JANA, ha culpado a grupos de extranjeros de las protestas, entre ellos a egipcios, tunecinos, turcos, sudaneses y sirios que, asegura, «están especialmente entrenados y dotados de planes precisos para sembrar disturbios». El comunicado oficial difundido por JANA responsabiliza a estos misteriosos extranjeros e incluso a los servicios secretos israelíes de incitar actos de pillaje e incendiar comisarías o edificios oficiales.

Críticas del exterior

Gadafi no ha recibido bien las críticas que han empezado a lloverle de la comunidad internacional. Ayer, Libia amenazó con dejar de cooperar en materia de inmigración con la Unión Europea si sus responsables continúan criticando la represión que las fuerzas de seguridad están llevando a cabo contra los manifestantes. El portavoz de la presidencia húngara (país que ostenta la presidencia de turno de la UE) dijo a Efe que las autoridades libias habían llamado al embajador húngaro en Trípoli para asegurarle que «podían suspender la cooperación sobre inmigración si la UE continúa haciendo comentarios sobre Libia».

Trípoli se refería principalmente a los comentarios que realizó la alta representante de la UE, Catherine Ashton, en las que pidió que las autoridades libias no empleen la violencia para reprimir las manifestaciones.

La mayor parte de los países occidentales han recomendado ya a sus ciudadanos que no viajen a la región oriental del país magrebí, donde se están concentrando la mayor parte de las protestas. El ministerio de Exteriores español descarta por ahora la evacuación de los españoles que se encuentran en Libia, pero recomienda que se eviten las zonas de riesgo, como la región de Tibesti y las zonas fronterizas con Chad, Níger y Sudán.

El Gobierno estadounidense rechazó la violencia en Libia y pidió respeto a los manifestantes de ese país, que como los de Barhéin, Marruecos y Yemen piden reformas democráticas alentados por las revueltas en Túnez y Egipto.

«Libia restringe las comunicaciones al exterior pero no puede ocultar la gran cantidad de víctimas al reprimir a los manifestantes pacíficos», denunció el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley, en Twiter.

«Estamos muy preocupados por los informes de ataques violentos a los civiles. Condenamos esta violencia», dijo la embajadora de EE UU ante la ONU, Susan Rice, en el programa 'Meet the Press' de la cadena NBC. «Nuestra visión es que en Libia, igual que toda la región, los manifestantes pacíficos tienen que ser respetados. Necesitan poder ejercer los derechos universales que todas las personas del mundo comparten», enfatizó. Rice defendió que las autoridades deben respetar el derecho a la libertad de expresión y de reunión, «que deben mantenerse en cualquier parte del mundo».

La representante estadounidense señaló que lo que esta sucediendo en la región «es un anhelo de cambio, un hambre por reformas política, reformas económica, oportunidades económicas, una mayor representatividad, y nosotros lo apoyamos».

Por otra parte, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, en declaraciones a la cadena ABC sobre la situación en la región, insistió en que «no queremos ver violencia».