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La celebración del aniversario del golpe de Estado demuestra la evolución vertiginosa que ha experimentado España en los últimos 30 años
Actualizado: GuardarPor aquel entonces servidor tenía siete añitos y lógicamente no se enteraba de nada. Lo único que recuerdo es a mi padre delante la tele, cara de cabreo, y diciéndonos a mis hermanos y a mí que nos calláramos. Supongo que seguimos jugando en nuestro cuarto como si tal cosa, pero aquellos momentos debieron ser difíciles, muy difíciles, para todos. Para todos los adultos, porque los de mi generación y las posteriores lo vivimos todo como una anécdota. Sólo nos sirvió para hacer unos cuantos chistes en el colegio y repetir hasta la saciedad aquello de: «Al suelo, que viene Tejero».
Sin embargo, ahora, 30 años después -el miércoles se cumplen tres décadas del golpe de Estado-, entra cierto escalofrío al pensar cómo estaríamos hoy si aquello hubiese triunfado. Quizá aún hoy estaríamos esperando a que algún viejo dictador se muriera para empezar a progresar, para aspirar a una democracia que no existiría. Lógicamente hoy es casi imposible plantearse una realidad así, estando como estamos en un mundo globalizado, en una Europa moderna, pero tampoco seríamos el primer ni el último país que, en pleno siglo XXI, viviría oprimido por unos pocos déspotas.
Mi generación -la de los que nacimos en los 70- y las posteriores hemos vivido muchas cosas ya. Padecemos una crisis que ni siquiera nuestros mayores han conocido. Tenemos que lidiar día a día con serios problemas de los cuales, sin duda, el paro es el mayor. Compartimos un país en el que encontrar trabajo o mantener el que tienes ya es una odisea. En el que la imagen de los políticos está muy devaluada porque, en demasiados casos, se lo han ganado a pulso. El fracaso escolar es una realidad aplastante y otros problemas como las drogas o el terrorismo siguen inquietándonos.
Sin embargo, no podemos negar que nuestro día a día es mucho mejor que el de cualquiera que naciera antes que nosotros. Puede sonar a demagogia, pero es cierto que España ha progresado en los últimos 30 años más que en los 20 siglos anteriores. Expresamos libremente nuestras ideas y lo peor que nos puede pasar es que nos pongan verdes en un foro de internet. Antes te metían en la cárcel o incluso te mataban. Cosas tan sencillas como ir al supermercado eran impensables para muchos de nuestros abuelos con nuestra edad, que tenían una cartilla de racionamiento. Entramos, salimos, vivimos como queremos sin rendir cuentas a nadie más que a nosotros mismos.
Y eso, que lo tenemos tan interiorizado, que es tan habitual en nuestro día a día, era una quimera para muchísima gente «anteayer», hace apenas 50 años. Y todo gracias a nuestros mayores, a los que pelearon por conseguir que nosotros vivamos mejor. Estamos en crisis, sí. La cosa no está fácil, no. Pero el recuerdo de aquella tarde con mi padre delante de la tele me hace tener presente que cualquier tiempo pasado fue peor.