ESPAÑA

Un sumario pendiente de un 'arrepentido' que arroje algo de luz

Acusaciones y Fiscalía reconocen que sin la confesión de uno de los implicados será difícil llegar a la verdad

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En octubre de 2009, cuando la Fiscalía pidió a Baltasar Garzón el archivo definitivo de las actuaciones, ni los más osados en la Audiencia Nacional apostaban un euro a favor de que el sumario del chivatazo llegara vivo a esas Navidades. Un año y cuatro meses después, la causa goza de mejor salud que nunca y ahora nadie se atreve a aventurar hasta dónde va a llegar la resucitada investigación y cuáles pueden ser sus derivadas políticas.

El futuro es incierto y solo Pablo Ruz, que es especialmente celoso del secreto de buena parte de las actuaciones, sabe cuáles van a ser los próximos pasos. A largo plazo -dicen en la Audiencia Nacional- ni siquiera el instructor conoce dónde pueden llegar los tentáculos de este sumario. Lo que parece claro, afirman estas mismas fuentes, es que los interrogatorios de policías implicados seguirán, tal y como ya han solicitado varias acusaciones. Las contradicciones y acusaciones cruzadas entre el comisario José Cabanillas y el jefe de la investigación, Carlos Germán, podrían desencadenar en breve nuevas citaciones y quizás nuevas imputaciones, a pesar de la oposición de la Fiscalía, que no quiere careos para aclarar las versiones contradictorias de los mandos policiales.

Sin conversaciones

¿Pero hasta dónde llegará el caso? La respuesta solo la pueden dar los ya imputados. Acusaciones y Fiscalía, con la boca pequeña, reconocen sin ambages que únicamente con el tráfico de llamadas entre los sospechosos, sin conocer el contenido de esas conversaciones, va a ser muy difícil obtener condenas aunque lleguen a sentarse en el banquillo mandos policiales y funcionarios.

Cada vez son más los que en el seno de la Audiencia Nacional piensan que solo una confesión de uno de los implicados en el caso -como ocurrió con los GAL- podría desempantanar el caso y arrojar luz. Una suerte de «arrepentido», dicen, que explique quién ordenó avisar a Joseba Elosúa de la inminente operación antiterrorista.

Las acusaciones creen que la aparición de esa 'garganta profunda' solo se dará si hay nuevas imputaciones entre las filas de la Policía y si algunos de estos funcionarios deciden 'tirar de la manta' antes de enfrentarse solos y a pecho descubierto a una acusación de colaboración con banda armada que les puede suponer condenas de cinco a diez años de cárcel y su apartamiento definitivo del cuerpo.

El agente al que todos señalan es Carlos Germán. El jefe de la investigación del chivatazo ha sido dejado de lado por sus antiguos compañeros y superiores, que ahora se empeñan en insinuar en que fue él el que pudo dar el soplo por cuenta propia, tras manipular las grabaciones e intentar destruir las cintas que probaban que se había producido la delación a los mimebros de ETA. Germán, y así lo ha pedido también la Fiscalía, volverá a ser interrogado en la Audiencia Nacional. Su declaración se presume clave para el futuro del caso.