
Científicos del Hespérides alertan acerca de los 'mares de plásticos'
Fidel Echevarría, uno de los investigadores gaditanos de Malaspina, reconoce que el nivel de residuos en mitad del Atlántico Sur es notable
CÁDIZ . Actualizado: GuardarOrganizaciones ecologistas de todo el mundo llevan años alertando acerca de los peligros que entraña para los océanos vertir residuos a los mares. Pese a las advertencias, los mensajes ecológicos no terminan de calar en la población mundial. Hace unas semanas, los científicos que se encontraban a bordo del Hespérides, el buque de la Armada española que está llevando a cabo la circunnavegación de la Expedición Malaspina 2010, hallaron un panorama desolador. Mientras surcaban las aguas del Atlántico Sur durante la segunda parte de la travesía -que terminará en julio en Cartagena- que tenía punto y final en Sudáfrica, se encontraron con varios 'mares de plásticos', como los denominan los expertos. Residuos que se concentran en aguas superficiales. Puede que esta imagen sea habitual frente a las costas, pero no parecía serlo mar adentro. «En realidad no es algo nuevo, se han escrito artículos al respecto. En los giros oligomórficos, zonas donde el agua tiende a arremolinarse, pueden encontrarse plásticos como tapones o cosas así en la superficie, pero no deja de ser llamativo al estar tan lejos de la costa», explica Fidel Echevarría, uno de los tres investigadores de la Universidad de Cádiz que participa en la expedición, recién llegado de su viaje.
Mientras su compañero Ignacio González-Gordillo formó parte de la tripulación de la primera etapa, que iba de Cádiz a Río de Janeiro, Echevarría es uno de los científicos que viajaron en el Hespérides rumbo a Ciudad del Cabo. Su viaje arrancó el 17 de enero en Río y terminó a finales de la primera semana de febrero en Sudáfrica. Ahora, desde su despacho de la UCA, resume algunas de las curiosidades de su experiencia. «Hemos tenido más suerte con el tiempo en esta segunda parte», comenta el responsable del bloque dedicado a formación en el proyecto Malaspina. «Sólo tuvimos mar de fondo un par de días».
Echevarría reconoce que es pronto para adelantar resultados, ya que todas las muestras tomadas durante la circunnavegación se analizarán rigurosamente cuando termine la travesía. «Evitamos sacar muestras del barco para que no haya problemas». Según este experto en Ciencias del Mar, «hemos seguido tomando muestras con la 'Nacho-botella'», ya que fue su compañero de departamento el que perfeccionó el tradicional sistema de botellas oceanográficas para analizar los microorganismos del fondo marino y patentó una roseta que permitía, por primera vez, tomar muestras a 4.000 metros de profundidad. «Ahora, hemos colocado una cámara de vídeo en la roseta para filmar las partículas», añade. Todo el material grabado, «lo están editando actualmente en Oviedo». Igual que algunas de las primeras muestras de zooplacton, que se están analizando en Barcelona.
Su compañero de la Universidad, Nacho González-Gordillo, adelantaba el mes pasado a LA VOZ que su equipo se había topado con una sorpresa, al hallar organismos que suelen vivir en capas superficiales en zonas muy profundas, donde la luz apenas llega y la vida es casi inexistente. Los expertos barajaban entonces varias hipótesis, pero no terminaban de dar explicación a este hecho. En este sentido, Echevarría asegura que durante su etapa, se han tomado más muestras para descartar que éstas se hubiesen 'contaminado' con aguas más cercanas a la superficie. Parece ser que no es así, que las botellas cierran herméticamente sin dejar opción a que entre agua. Así que el enigma continuá. Habrá que esperar a que termine la expedición para que los estudios arrojen resultados. Aun así, al Hespérides todavía le quedan muchas millas que navegar y el océano puede ofrecer aún más sorpresas.