CARTAS A LA DIRECTORA

750 kilómetros

PUERTO REAL Actualizado: Guardar
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Ayer cogí la calculadora y empecé a sumar, y sumando, y sumando llegué al resultado final de 750 kilómetros. Todo un año 2010 quemando suelas, torciendo rodillas y tobillos. Por la serranía de Ronda en el mes de marzo empezó la primera aventura, 43 kms. por un terreno especialmente duro, mucho barro, mi tiempo este año fue peor. En mayo me deslicé por las dunas y caminos del pinar de Las Breñas, calor y mucha arena, esta vez 78 kms. que me dejaron tocados. Me plantee mi preparación y mi entrenamiento hasta la fecha. Decidí cambiar y acompañados de los amigos del club de Maratón Puerto Real me sumergí en las series, las cuestas y los estiramientos. Para ello había que obligarse a algo, ese algo fue la inscripción en mi primera maratón, el Ciudad de Málaga en su primera edición. En julio comenzamos a rodar.

Todo cambió para la siguiente aventura. En octubre viajamos a las sierras subbéticas cordobesas, viejas conocidas, era mi tercera participación. Como toda travesía de resistencia, a los 54 kms. nos acompañó el frío, la lluvia y una tormenta durante prácticamente toda la prueba. Calados hasta los huesos llegamos a Rute. Era la primera vez que entraba con el grupo de cabeza, era la única vez que mi vista veía al rutero guía entrando a mi lado. El entrenamiento había resultado muy positivo. Con ese subidón de auotoestima me atreví a apuntarme en la Maratón Alpina de Jarapalos, prueba dura donde las haya, 44 kms. Por los puertos de Málaga y Mijas, caminos, cuestas y senderos de montaña con un desnivel acumulado de más de 4600 metros. Después vino maratón urbana por Málaga y un último reto, la Inferno Trail. Sumando, sumando 750 kms. entre pruebas y entrenamiento.

Tengo muchos recuerdos, la bajada del camino viejo de Ronda, la inmensidad del mar en el estrecho desde el pinar de Barbate con África al fondo, mar de luz y plata, descubrí los sonidos de la noche con momentos mágicos con la soledad del corredor. Tiempo para pensar y reflexionar. Momentos cumbres de realización personal y sentido de la vida. Lo demás no importa. Desde la cima del puerto de Mijas volví a ver África con el límite costero malagueño, de nuevo mar de plata y luz. Plata y luz, demasiada luz para vidas tan oscuras que llevamos a veces. Son fogonazos que se clavan en la frente y que en mi lecho nocturno me recuerdan de nuevo lo importante. El duro asfalto de 42.000 metros de impactos en mis rodillas por las calles de Málaga me pusieron firmes ante las dificultades, si termino esto, cualquier otra cosa será pecata minuta. Y por fin Tolox. Qué impresionantes vistas desde el Torrecilla.

Quién da más a estas experiencias. Muchas veces acompañados por compañeros sufridores cuya conversación nos unía en el esfuerzo y lo hacía más llevadero, a veces sin sentirlo. Otras, buscando la soledad del corredor. Solo, aislado, sin interferencias, sin ruido. La naturaleza, el reto y la dificultad de la prueba deportiva, el esfuerzo, la humildad, porque solo ganamos una camiseta de recuerdo, unas fotos y un pequeño diploma. Todo ello para pensar, recapacitar en lo importante, en lo que necesitamos realmente para finalmente descubrir qué es lo que queremos. Este año he descubierto un paraíso interior que no conocía, y que estaba en mi mismo. Sirva esta misiva para dar las gracias a todos los amigos del Club de Senderismo El Camaleón de Puerto Real..