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Un delincuente asesina a tiros a otros dos en un piso de Cartagena
Durante nueve horas estuvo atrincherado, disparando a los coches patrulla, hasta que fue abatido por la Policía Nacional
CARTAGENA. Actualizado: GuardarUn conflicto entre grupos de traficantes de drogas al menudeo fue el origen del sangriento tiroteo ocurrido ayer por la mañana en un segundo piso de la calle Sebastián Feringán de Cartagena. Dos presuntos traficantes murieron acribillados por el inquilino de la vivienda en un intervalo de unas seis horas. El presunto criminal se atrincheró después durante toda la madrugada armado con una pistola. Su aventura se prolongó durante casi nueve horas, hasta que agentes del Grupo de Operaciones Especiales (GOES) de la Policía Nacional desplazados desde Valencia lograron anularlo de un certero disparo en el abdomen que lo mantiene en situación crítica en el Hospital Santa María del Rosell.
Durante toda la noche se vivieron momentos de tensión en los edificios cercanos a la antigua prisión de San Antón y, sobre todo, en el Hospital Perpetuo Socorro. Médicos y enfermeros trabajaron alejados de cualquier ventana por temor a ser alcanzados por los disparos.
Los agentes acudieron alertados por uno de los presuntos traficantes que logró huir cuando Pedro C., de 34 años, sacó una pistola para zanjar por las bravas la discusión que había entablado horas antes con tres miembros de un clan rival llegados desde la provincia de Alicante. Pedro C., apostado en una ventana, empezó a disparar indiscriminadamente contra los agentes, que trataban de acordonar la zona, como había hecho el miércoles por la tarde contra uno de los 'camellos'. Horas más tarde acabó de igual manera con otro compiche que tenía vigilado en el piso.
Los agentes de los GEOS de la Policía Nacional prepararon el asalto de la vivienda, en cuya puerta encontraron 31 impactos de bala. Los tiradores se apostaron con sus rifles de alta precisión en varias ventanas de la cuarta planta del Perpetuo Socorro, cerrada por obras. Desde esa posición elevada tenían a la vista el interior de la vivienda cada vez que el francotirador corría la cortina para descargar unos cuantos plomazos sobre la calle. Ese momento llegó sobre las nueve de la mañana. Pedro C. volvió a sacar el cuerpo por la ventana de su casa sin saber que estaba en el punto de mira de un tirador. Un certero disparo de este fue la señal que recibieron los restantes agentes para reventar la puerta del piso y tomar el control de la situación.
Dentro de la casa, los agentes hallaron dos cadáveres, a Pedro C. malherido y a uno de sus supuestos amigos parapetado tras los muebles en aparente buen estado de salud. Todos estaban sobre una macabra alfombra de sangre y casquillos. Pedro C., domiciliado en Cartagena, es un viejo conocido de la Policía por sus trapicheos con pequeñas cantidades de droga.
«No hemos podido conciliar el sueño durante toda la noche. Desde las dos hasta las siete hemos estado escuchando ruidos como los que hacen los coches cuando pasan por encima de una bolsa de plástico y la explotan. Luego resulta que eran disparos», explicó un sorprendido vecino, que descubrió lo ocurrido a primeras horas de la mañana.