PAN Y CIRCO

JUANSE

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Todavía más que por los tres puntos logrados frente al Estepona, la mayoría de los aficionados que me rodeaban manifestaban su satisfacción por el comportamiento de Juanse, ese chaval que, proveniente del Jerez Industrial, no sólo muestra un sorprendente desparpajo sino que, incluso, se atreve a asumir la tarea de liderar y de mover al equipo. A juicio de estos cadistas, este fichaje debería ser un síntoma de un cambio de criterio en la contratación de nuevos profesionales. Todos estaban de acuerdo en que, en la situación que vive el Club Amarillo, es necesario y rentable invertir mayores energías, más tiempo y más dinero en la localización, en el cuidado y en el aprovechamiento de la cantera de la que se han de extraer los materiales básicos para levantar un edificio que amenaza ruina. Como ocurre con las construcciones arquitectónicas, la mejor garantía para lograr la culminación de los proyectos es ensanchar los yacimientos de los que podamos extraer la materia prima de las edificaciones. En el fútbol se da, además, la circunstancia de que la cantera es el punto de partida, el camino y la meta. A largo plazo, todos los medios que se dediquen a la formación de los adolescentes y de los jóvenes redundarán en la elevación de la calidad de los futuros profesionales, pero es que, además, el fin último de toda la actividad profesional deportiva es proponer unos modelos ilusionantes que nos estimulen a los demás a vivir más deportivamente, que nos animen para seguir mejorando humanamente y que nos acrecienten la voluntad de -respetando las reglas- disfrutar personalmente y divertir a los demás. El fútbol, así concebido, es una práctica que nos enaltece y una actividad que nos puede hacer crecer humanamente. A lo mejor Lolo y Dieguito nos dan muy pronto otra alegría y hasta es posible que, con sus manos o con sus pies, nos saquen de esta ruina.