Serafín Álvarez: «Yo no soy millonario. Ojalá»
La cadena de rumores sobre quién ganó los nueve millones del Gordo de la Primitiva apuntaba a este abogado jubilado
Actualizado: Guardar«Yo no soy el que ha ganado los nueve millones. Ojalá...». Con actitud tranquila y voz queda, vestido con un chaquetón camel que lo protege del temporal, conversa tranquilo en la puerta del único bar de la plaza de España. La lluvia amaina en el monumental marco de la iglesia Mayor Prioral y las agujas ya marcan las dos de la tarde. Quizás como cualquier otro día, se dirigirá a su casa para comer y descansar.
Se llama Serafín Álvarez Campana. Ronda los setenta años y es un conocido abogado portuense, al que rodea un halo machadiano de serenidad inalterable que ni siquiera nueve millones de euros en la cartera podría hacer tambalear. Él niega tajantemente haber acertado la serie de cinco cifras que fueron agraciadas en el sorteo del Gordo de la Primitiva del pasado domingo: 08, 20, 32, 49 y 52, con el 9 de reintegro. Unos números que valen la friolera de 8.993.288 euros. Esta desorbitada cantidad de dinero, capaz de cambiarle la vida a cualquiera, ha causado una enorme curiosidad entre los portuenses.
Una anciana viuda
De ahí que la identidad del ganador haya alimentado la rumorología ciudadana durante estos días, con versiones defendidas a capa y espada en las barras de los bares y con historias para todos los gustos. Milagros Abascal, gerente de la administración número tres de El Puerto, en la calle Cielo, narró que en el barrio hablan de una señora, viuda para más señas, que suele hacer la compra en la plaza de abastos. También se comenta que el agraciado es un vecino de la barriada de Los Milagros, un entorno con ciertos problemas de conflictividad social donde una cantidad así habría incrementado el impacto de la noticia.
Pero entre todas las comidillas ha destacado una con nombre y apellidos: Serafín Álvarez Campana ha ocupado el primer puesto en los debates improvisados al calor del café o de las cañas. Un nombre que fue descartado de lleno en la administración Doña Milagros. Un establecimiento con mucha solera, donde Serafín, como un cliente más, acudió el mismo lunes con la pose tranquila que le caracteriza.
Nada en su comportamiento hizo sospechar a los empleados sobre la posibilidad de que él hubiera sido el acertante del Gordo. De hecho, según narra la gerente, varios periodistas apostados a la caza de la noticia le abordaron para preguntarle si era él la persona que había ganado nueve millones de euros.
Algo que negó, como volvió a hacer ayer en la plaza de España, a pesar de que su nombre, seguía sonando, y nunca mejor dicho, en todas las quinielas. Entretanto, en la administración de la calle Cielo, continúa el ir y venir de clientes que suspiran por un pellizco y mantienen la esperanza en que sus apuestas logren algún día ganar aunque fuera una milésima parte de lo que ya debe tener en su cuenta corriente el millonario anónimo.