Jesús Yesa. :: LA VOZ
Ciudadanos

Devolver la casa no es la panacea

La asociación responde así a los usuarios que no pueden afrontar los pagos y quieren cancelar la deuda entregando su vivienda al banco

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En este periodo de recesión economica cualquier posiblidad de saldar deudas es vista con ojos de lince para los beneficiarios. Las cifras de impago de hipotecas son esclofriantes y tras el auto emitido por la Audiencia de Navarra muchos propietarios han visto una vía de escape para solventar sus deudas. Como consecuencia de la repercusión que ha tenido en los medios de comunicación el auto judicial emitido por la Audiencia Provincial de Navarra en el que, por primera vez, se admite que pueda saldarse una hipoteca con la mera entrega de la vivienda (es decir, sin que exista obligación, por parte del usuario, de tener que abonar la cantidad que no queda saldada tras la subasta de la misma), ha aumentado el número de usuarios, que, al no poder hacer frente al pago de su hipoteca, preguntan a la asociación si pueden acogerse a los efectos de la citada decisión judicial y respirar tranquilos.

Desde Facua Cádiz se señala que dichos efectos no son aplicables por extensión al resto de usuarios que puedan encontrarse en una situación similar. Al mismo tiempo, desde la asociación se recuerda que el carácter excepcional de esta decisión y el gran número de personas que actualmente sufren problemas para hacer frente al pago de su hipoteca son los que ha motivado su repercusión en los medios, pero que, atendiendo a lo establecido por la normativa vigente, cualquier usuario que recurra a la vía judicial para reclamar a la entidad bancaria con la que tiene hipotecada su vivienda que se quede con ella a cambio de su cancelación, tiene muy pocas posibilidades de alcanzar el éxito.

Ante esta situación, la asociación recomienda a los usuarios que, a pesar de la razonable desesperación que puedan estar sufriendo ante la imposibilidad de pagar su hipoteca, no deben albergar falsas esperanzas. Facua Cádiz muestra su preocupación ante la posibilidad de que, aprovechando la repercusión del citado auto judicial, pueda incitarse a los usuarios a iniciar reclamaciones por esta vía, con la finalidad de obtener un rendimiento mediático a su costa o, incluso, beneficiarse económicamente. Por ello, aconseja a los usuarios que desconfíen de aquellos que les inciten a iniciar dicha vía sin reparar en los inconvenientes y riesgos de la misma.

Entre dichos inconvenientes se encuentra el desembolso económico (contratar los servicios de abogado y procurador) que supone para el usuario acudir a la vía judicial contra su entidad bancaria, gastos que, en la mayoría de los casos, van a tener que sufragar, ya que no siempre será posible beneficiarse de la asistencia jurídica gratuita. Situación ante la que la muchos ciudadanos decidiran echarse atrás. En cualquier caso, Facua Cádiz aconseja a aquellos que, finalmente, decidan hacerlo, que comprueben la posibilidad de optar a dicha asistencia y no den pasos equívocos.

Gana la banca

Atendiendo al problema de la imposibilidad de muchos usuarios de hacer frente a los pagos de su hipoteca, y siendo conscientes del trago psicológico que ello supone, Facua Cádiz insiste en la necesidad de una reforma de la Ley Hipotecaria, que habilite legalmente la posibilidad de que los préstamos se cancelen, exclusivamente, con la entrega de la vivienda. El portavoz de Facua, Jesús Yesa, ha reconocido que la crisis ha disparado las consultas para refinanciar pagos. La Asociación considera totalmente injusta la actual situación, de la que sólo sale beneficiada la Banca, a pesar de que sobre ésta recae la mayor parte de la responsabilidad de la mayoría de estas situaciones, al haber permitido que se inflara artificialmente el precio de las viviendas. La situación económica en la provincia es preocupante, la cifra de parados ronda los 200.000 y pone en boca de todos las adversidades financieras por las que atraviesan las economías domésticas gaditanas. El declive financiero ahoga cada vez más a los ciudadanos en su tacita, donde ya no caben vías de escape posibles para solucionar sus adversidades.