Nació hace 37 años en Vitoria. Soltero. Consultor informático. Padece psoriasis en un grado leve y moderado, en cuero cabelludo y pliegues de piernas y brazos, detrás de las orejas y en las uñas. Temor. Aún hay gente que piensa que esta enfermedad es contagiosa y rehúye a las personas que tienen el cuerpo cubierto de escamas.
Sociedad

«Si vas a la piscina, algunos te temen»

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PSORIASIS

No porque tenga psoriasis se siente «afortunado», sino porque la sufre en menor medida que otros «que pasan por un infierno». Su enfermedad no le impide ejercer de informático en el Parque Tecnológico de Vitoria. Roberto López Frías sabe que muchos afectados lo ocultan en las entrevistas de trabajo. «Aunque oficialmente digan que no, estoy seguro de que quien presente rojeces o escamas en las manos, tiene menos posibilidades que otro de obtener un empleo, sobre todo si es de cara al público», lo que le parece «manifiestamente injusto». La psoriasis no se contagia. A él se la detectaron a los 10 años, época en la que lo pasó mal. «Vete a la piscina y enseña las manchas, algunos te temen». Con la edad los brotes aumentan -condicionados a factores psicológicos y medioambientales-, aunque también surgen nuevos productos que la alivian. Algunas personas se inyectan dos o tres veces al mes y están limpios, sin placas. Son inyecciones muy caras -entran por la Seguridad Social- a las que optan quienes peor lo pasan, personas que llegan a estar encamadas debido a la abundancia de llagas y que asumen los efectos secundarios del daño que pueden producir en órganos internos. Socio de Acción Psoriasis, se ha concienciado de la importancia de una patología 'maldita' que requiere permanente cura y paciencia. «Hace dos años tiré todos los medicamentos. Me hidrato con aloe vera y me lavo la cabeza con derivados del alquitrán cuando me salen las manchas. Me va fenomenal».