Sociedad

El cine español hace las maletas

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R odrigo Cortés ha visualizado en su cabeza miles de veces las escenas de su nueva película, 'Red Lights'. Por eso, sin que la voz le tiemble y vestido de sport, da órdenes a diestro y siniestro estos días en Barcelona a los mismísimos Robert de Niro y Sigourney Weaver. El estilo de este joven gallego dista considerablemente del de Almodóvar y Amenábar. Pero ya se codea con ellos en España... y allende los mares. El público general no le pone cara y, sin embargo, las 'celebrities' de Hollywood matan por trabajar con él tras rendirse a la claustrofóbica 'Buried', una pequeña obra maestra. De hecho, han rebajado al mínimo su altísimo caché e incluso han dejado de lado sus caprichitos: De Niro, que ha trabajado con Coppola, Martin Scorsese, Tarantino, Brian de Palma..., ha situado su camerino barcelonés en una más que modestísima roulotte. Lo mismo le pasa al timidísimo Juan Antonio Bayona. Su menuda figura aguanta como un muro de cemento la presión de rodar en Tailandia y en inglés, la ambiciosa superproducción 'Lo imposible' sobre el tsunami asiático de 2004 con Naomi Watts y Ewan McGregor. Su presupuesto da escalofríos: más de 30 millones de euros. Casi ocho veces el desembolso de su reconocidísima ópera prima 'El Orfanato'.

Estos dos jóvenes directores españoles no son dos rayas en el agua. También estas semanas Juan Carlos Fresnadillo ultima en el idioma de Shakespeare 'Intruders' con Clive Owen; el año pasado Luis Berdejo estrenaba en Estados Unidos 'La otra hija' con Kevin Costner; y Jaume Balagueró y Paco Plaza ya han visto en pantalla grande los remakes americanos de 'Rec' y 'Rec 2', 'Quarantine' y 'Quarantine 2: Terminal'. Y eso mientras cineastas de medio mundo, en especial de la meca del cine, suspiran por contar en sus equipos con Penélope Cruz, Javier Bardem, Antonio Banderas, Paz Vega, Elsa Pataky... o con técnicos como el director de fotografía Javier Aguirresarobe, el experto en efectos especiales Reyes Abades o el compositor Alberto Iglesias. Unos nombres de los que se habla en términos elogiosos en miles de páginas cinéfilas y en cualquier idioma. Conclusión: España exporta talento a raudales mientras la industria cinematográfica patria casi necesita un desfibrilador a solo un día del 25 aniversario de los Goya.

Los datos de 2010 se han alzado con el dudoso honor de convertirse en los peores de la década. Mientras a nadie le sorprende la tercera nominación de Javier Bardem a los Oscar o que Cortés se colase entre los diez directores a los que hay que seguirles la pista, según la biblia cinéfila 'Variety', la recaudación de los filmes españoles cae en picado. Por no hablar de los espectadores: solo 10,7 millones, 6,8 millones menos que en 2009 sacaron su entrada para ver cine nacional en la gran pantalla. La mismísima 'Biutiful' que ha encandilado a Hollywood apenas pasó de los 400.000 espectadores en nuestro país. Y las excelentes críticas de 'Buried', de Cortés, solo animaron a 370.000 personas a acudir a las salas. Una minucia comparada con los más de 80.000 aficionados que abarrotan en cada jornada de liga el Santiago Bernabéu o los 100.000 que animan en directo al Barcelona.

Cifras muy pobres

La alarma taladra los oídos cuando ninguna cinta 'made in Spain' se cuela en la lista de los diez filmes más taquilleros del año pasado. Ni siquiera entre los 15. Hay que seguir leyendo hasta el puesto 18 para toparse con 'Tres metros sobre el cielo', de Fernando González Molina y con el televisivo Mario Casas como protagonista. Estrenada a principios de diciembre, en cuatro semanas superó los 1.300.000 espectadores. El récord de 2010, pero a años luz del taquillazo de 'Los otros', que puso el listón en los 6,4 millones. O de los casi diez que acudieron a ver 'Avatar' o los 3,5 de 'Toy Story 3'. En resumen: una cuota de pantalla de poco más del 10,8%, según los datos de Rentrak, consultora de referencia de la industria audiovisual española. El desconsuelo se hace aún más evidente cuando nuestros vecinos franceses llegan con sus producciones al 35,5% de cuota.

En medio de este desolador paisaje sorprende la internacionalización de la que goza el séptimo arte español. La mayor de su historia. España ya brilla en el mapa del celuloide mundial. No solo por Antonio Banderas o Pedro Almodóvar, los pioneros. «Hace seis años nadie se hubiese creído esta situación», detalla Nacho Vigalondo. Como ejemplo, él mismo. El director triunfó en Los Ángeles y no solo se ha paseado por la alfombra roja del Teatro Kodak por su nominación con su cortometraje '7:35 de la mañana'. Ahora le espera el remake de la que fuera su primera película, 'Los cronocrímenes', que adaptará Steve Zaillian, ganador de un Oscar por el guión de 'La lista de Schindler'. «Hemos pasado de lo imposible a lo rutinario; solo hay que acordarse de la conmoción que supuso la nominación de 'Mujeres al borde de un ataque de nervios' y ahora las candidaturas las vemos como algo normal. También hemos racionalizado muy rápido lo de trabajar allí o lo de que ellos vengan aquí», recuerda el cineasta.

«El cine español se ve fuera con mayor admiración que en nuestro propio país. Profesionales americanos alaban la calidad de nuestras películas y toman buena nota de quienes han participado en ellas», explica Aguirresarobe, cuyo nombre forma parte de los títulos de crédito de 'Vicky Cristina Barcelona', de Woody Allen, o de las últimas entregas de la saga Crepúsculo. Además, ya nos hemos quitado la espinita de las grandes y ambiciosas producciones que eran prácticamente territorio vedado de Hollywood. «Cuando los americanos se enteran de que 'Los Otros' es una película hecha al cien por cien en España se quedan pasmados», resalta el director de fotografía desde Los Ángeles, su cuartel general para los próximos meses. También 'El laberinto del fauno', 'El Che' o 'La conjura del Escorial' dan fe de los millones invertidos. Y de los que se siguen poniendo sobre la mesa. Mejor no convertirlos a pesetas para no marearse. La nueva incursión de Bayona ha entrado directamente al tercer puesto de las películas españolas más caras tras 'Ágora' y 'Planet 51'... y eso que aún se encuentra en pleno rodaje. Al igual que 'Goleor, la balanza y la espada', la primera película nacional de animación en 3D que roza los 22 millones y tras la que se encuentra la mano de Banderas buscando una distribución mundial... y una martilleante promoción que logre el efecto llamada.

«La internacionalización es el único camino que nos queda al ser el mercado español muy pequeño. O nos internacionalizamos o estamos perdidos», enfatiza la cineasta Isabel Coixet, acostumbrada a grabar en cualquier idioma y con nombres del relumbrón de Tim Robbins, Ben Kingsley o Dennis Hopper. ¿Lo mejor de todo esto para la directora pese al mal momento nacional? «Estamos vivos y eso es lo importante».