Un país amordazado desde hace treinta años por la Ley de Emergencia
EL CAIRO. Actualizado: GuardarDetenciones arbitrarias, juicios militares, restricciones a las libertades de reunión, expresión o movimiento. Si el régimen de Hosni Mubarak ha convertido a Egipto en una gran cárcel, la Ley de Emergencia ha sido la mordaza necesaria para gobernar a capricho, acallar a la oposición y someter al país a la voluntad de su presidente.
La Ley de Emergencia se instauró en 1981 tras el asesinato de Anuar el-Sadat a manos de un teniente del Ejército que pertenecía al grupo terrorista Yihad Islámica. Desde entonces, la legislación se ha ido prorrogando hasta hoy. Para los egipcios, vivir en un estado de emergencia ha significado que sus derechos constitucionales han estado en manos de las autoridades durante más de treinta años.
Cualquier persona sospechosa de tener vínculos con el terrorismo, con el narcotráfico, o de poner en peligro al Estado puede, según la ley, ser detenida sin orden judicial, encarcelada durante meses o años sin pasar por un tribunal; o ser enjuiciado en una corte militar. No es necesario que haya pruebas o testigos. La Policía puede llegar en mitad de la noche, dar una patada a la puerta y llevarse a cualquier «sospechoso» sin dar explicaciones.
La ley restringe los derechos de reunión (no más de cinco personas), movimiento o residencia. También el derecho de expresión, como han podido experimentar blogueros y periodistas, encarcelados por criticar al régimen o manifestar puntos de vista que el Gobierno Mubarak ha considerado dañinos. Es el caso, por ejemplo, de Hany Nazeer, un joven que fue detenido en 2008 por incluir en su blog un link a un libro que las autoridades consideraron ofensivo para el islam. Permaneció dos años en la cárcel, pero nunca se le llegaron a imputar cargos.
Como Nazeer, cientos de miles de personas han sido víctimas en estas tres décadas de la Ley de Emergencia, aunque es imposible determinar el número exacto. Especialmente afectados han sido los Hermanos Musulmanes, cuyos miembros son detenidos por decenas y pasan meses o años en la cárcel sin que sus familias sepan de su paradero.
«Pero no solo la Hermandad. Izquierdistas, liberales, obreros, estudiantes, incluso deportistas. Cualquiera puede ser objetivo de esta ley», asegura el exdiputado Hazem Faruk, miembro de este grupo todavía prohibido en Egipto.
El Parlamento prolongó en 2010 por última vez la Ley de Emergencia durante dos años más y restringió, por primera vez, sus poderes para que solo se aplicara en casos de terrorismo y narcotráfico. En la práctica, la ambigua redacción de la norma y el concepto tan amplio que existe en el país de lo que es el terrorismo ha significado que poco o nada ha cambiado en los últimos meses.