Pedro y Acaíñas disputan el esférico. :: GECA SPORT
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El San Fernando mereció mejor suerte ante el Pozoblanco

El conjunto isleño cayó derrotado en territorio cordobés ante un equipo muy serio

POZOBLANCO. Actualizado: Guardar
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El San Fernando se fue de vacío en su visita al Polideportivo Municipal de Pozoblanco en un partido que se saldó a favor de los cordobeses por la mínima, con un tanto en las postrimerías del choque. El equipo cañaílla fue superior de principio a fin ante un desdibujado Pozoblanco. Ya en el minuto siete Pedro Carrión, una de las incorporaciones del mercado de invierno del San Fernando, tuvo la primera ocasión en un mano a mano ante Díaz pero que se saldó a favor del guardameta cordobés. El San Fernando ejercía una presión muy fuerte y el Pozoblanco estuvo inoperante el centro del campo. En el 22, Sergio Beato, el mejor del partido, envió un fuerte disparo desviado por poco. Un minuto después, Sergio Beato en una falta lateral puso el balón en la cabeza de Sambruno que con su remate a bocajarro obligó a lucirse a Díaz. Entonces se produjo la nota más negativa del encuentro cuando, en una desafortunada acción, el local Selu se quedaba clavado en el campo y se rompía el peroné.

En el arranque de la segunda mitad el equipo local salió con algo más de intención, sobre todo a balón parado. El San Fernando bajó un poco la intensidad en su presión por el esfuerzo de la primera parte pero, antes de la expulsión de Sambruno, tuvo un par de buenas oportunidades, ambas en jugadas por banda de Sergio Beato. La expulsión de Sambruno en el 75 condicionó el final del partido. El equipo gaditano, con un hombre menos, parecía ya conformarse con el empate y se encerró atrás, esperando su oportunidad a la contra. El Pozoblanco se aprovechó entonces de las circunstancias y en el 82 un pase largo de Jorge García desde la zona de tres cuartos de la cancha lo recibió un Acaíñas sumado al ataque y que, con la suficiente templanza, supo controlar el balón y de fuerte disparo cruzado batir a Carrasco. Un jarro de agua fría para los isleños que ya se veían al menos con un punto en su casillero.