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Sobre internet y retórica

'GADIÁSPORA' Actualizado: Guardar
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Cuánta retórica alrededor de la 'Ley Sinde', de las descargas y los derechos de autor! Metáforas bobaliconas con naranjas o tomates, hipérboles apocalípticas del tipo «se acaba con la cultura», sinécdoques de soberbia por parte de quienes hablan en nombre de todos los creadores o internautas y la paradoja, desgraciada y reveladora, de leer u oír a los abanderados de la progresía intelectual clamando por leyes represivas, cierres de páginas o castigos.

Resulta retórico, por indiscriminado y excesivo, el canon digital; un impuesto ya considerado como ilegal por el Alto Tribunal de Luxemburgo. También resulta retórico, por estúpido, cómo algunos escritores, actores, o compositores están enfrentándose a su propio público por no tener la valentía para enfrentarse a quienes llevan décadas viviendo de su creatividad. Olvidan los creadores que ellos no poseen el monopolio. La cultura no se detiene por la recepción o no de pingües beneficios provenientes de los derechos de autor. Todo el mundo tiene derecho a vivir de su trabajo si este es legal, pero no a exprimir a los consumidores para que cientos de intermediarios existentes entre el creador y su público se forren. Es triste que equivocando el enemigo, muchos aristócratas de la cultura se hayan puesto en evidencia; olvidando que están ahí arriba porque el mercado les ha privilegiado pero que en cualquier momento se les cambia por otros. Hay miles esperando.

Lo que no resulta retórico, sino de recibo, es que los derechos de autor son justos y necesarios; no así su actual aplicación ni su actual modelo recaudatorio. Lo que no resulta retórico es que existen websites que se lucran con el trabajo de otros y hay que regularlas. Tampoco resultan retórico, sino un atentado directo a nuestra economía, los altos precios de la operadoras telefónicas; así como las excesivas comisiones de las discográficas, editoriales, productoras, gestoras de derechos, etc. Todo esto lo paga el consumidor y todo esto se lo niegan al creador.

Es más que probable que autores y usuarios estén en el mismo bando y que intereses interpuestos se hayan encargado de enfrentarles. Si los creadores dedicaran más tiempo a buscar nuevos modelos de negocio, que respeten la autoría y sus derechos, que a intentar conservar o proteger un modelo obsoleto, perderían menos de lo que ya están perdiendo y se liberarían de un yugo que no reconocen. Otra gestión de la cultura es posible y tanto los usuarios como los creadores vamos a salir beneficiados.

Internet es una revolución comparable a los hechos históricos que hicieron cambiar de época; mantener las leyes de derechos de autor sin adaptarlas a las nuevas realidades es como querer mantener los diezmos medievales o los privilegios aristocráticos previos a la Revolución Francesa. Internet y su revolución están creando un nuevo mundo que hay que empezar a entender para adaptarse a él. Eso es progreso. Las leyes que amparan los derechos de autor no deben escapar a los avances. Mientras que la SGAE y sus 'ex-progres' miembros nos intentan convencer de que compartir es robar, están perdiendo dinero, credibilidad y público. Ellos sabrán, esto no hay quien lo pare y, de momento, compartir sigue siendo amar.