Obama urge al diálogo para evitar la pérdida de su principal aliado árabe
La Casa Blanca apela a no hacer uso de la violencia para frenar las protestas aunque no pide que el presidente egipcio deje el poder
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarSea cual sea el desenlace de la crisis egipcia, Estados Unidos juega fuerte para no perder su influencia sobre un aliado esencial en el mundo árabe, sin cuyo papel moderador podría venirse abajo la estrategia norteamericana para mantener la precaria estabilidad en Oriente Próximo. En un pronunciamiento el viernes que sentó el tono de las aspiraciones de Washington, un ambivalente Obama trató de cautivar a la población furiosa con un régimen autoritario que dura tres décadas al pedir a Hosni Mubarak que no utilice la fuerza para reprimir la revuelta. Pero en ningún momento en su discurso de cuatro minutos el mandatario esbozó la idea de que el líder árabe debía abandonar el poder.
«Estados Unidos seguirá defendiendo los derechos del pueblo egipcio y trabajará con su Gobierno para buscar un futuro más justo, libre y esperanzador», afirmó el presidente norteamericano. Aun así, no presentó ultimátum ni exigencia alguna a Mubarak, de quien dijo «tiene la responsabilidad de darle sentido» a sus promesas de democracia y oportunidades económicas. Las líneas más afiladas de su discurso fueron para pedirle a su aliado que abriera el diálogo con los manifestantes, y luego se conformó con pedir la celebración de elecciones «libres y justas».
En todo momento, Obama no se separó del guión establecido por su secretaria de Estado, Hillary Clinton y el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs en intervenciones previas. «Lo que eventualmente pase en Egipto depende de los egipcios», había subrayado Clinton horas antes. «Se debe aprovechar el momento y tenemos la esperanza de que esto esté sucediendo».
Analistas y exfuncionarios estadounidenses han subrayado estos días que la capacidad de influencia de la Casa Blanca sobre el destino del presidente egipcio de 82 años ha ido disminuyendo en los últimos año pese de que Egipto es uno de los principales destinos de la ayuda económica que EE UU reparte entre sus aliados.
Reemplazo ministerial
Disconforme con el cambio de gabinete decidido por Mubarak, el Departamento de Estado reaccionó ayer a través de su portavoz, Philip J. Crowley, instando al mandatario a que no limite sus movimientos a un mero reemplazo de cargos ministeriales. «El Gobierno egipcio no puede remodelar la cubierta del barco y después quedarse quieto. Las palabras del presidente Mubarak que prometen reforma deben ser respaldadas por acciones», dijo Crowley en su página de Twitter.
Mientras, varias organizaciones árabes estadounidenses han lamentado que Washington no se haya posicionado de manera más contundente ante las demandas de cambio y exhortaron a Obama a que deje de apoyar a «la dictadura» instaurada en el país. El tiempo para el cambio ha sido «largamente sobrepasado» y las espontáneas protestas masivas en Egipto son la evidencia de un «extendido descontento popular» con el régimen actual, advirtió la Sociedad Egipcia Estadounidense.
«Este es el momento para que Egipto abra un nuevo capítulo sobre democracia y libertad basada en el respeto a la ley y la igualdad de todos los ciudadanos, independientemente de su religión, credo, género u otros factores de discriminación», precisó el presidente de la sociedad y profesor de leyes en la Universidad DePaul.