![](/cadiz/prensa/noticias/201101/27/fotos/4798239.jpg)
«No existe una maldición de las viudas»
El hijo del Nobel, que inaugura el ciclo 'Voces en el Museo', repasa su trayectoria como literato y su relación con Marina Castaño Camilo José Cela Conde Antropólogo y escritor
CÁDIZ. Actualizado: GuardarAntropólogo, ensayista y escritor. Estudioso de la evolución humana y la filosofía de la biología, su existencia se ha desarrollado más que ninguna otra bajo la teoría del determinismo. Hijo de un Nobel de Literatura. Además de profesor, Camilo José Cela Conde (Madrid, 1947) es miembro de los comités editoriales de un buen número de revistas científicas y literarias españolas. También es novelista. Con 'Como bestia que duerme' (Madrid, Alianza, 2003), obtuvo el Premio de Novela Fernando Quiñones. Una oportunidad más para visitar la provincia, con la que se siente unida gracias a la amistad que mantenía con el chiclanero o la que tiene con Caballero Bonald. Hoy está de nuevo en Cádiz, para inaugurar el ciclo 'Voces en el Museo'.
-Para su conferencia ha elegido un prisma de cuarzo encontrado en el Dolmen de Alberite, una de las cronologías más antiguas de la Península, ¿está en ese momento el origen del arte?
-El origen del arte es muy anterior al Neolítico, pero he querido utilizar esta pieza porque es un emblema del Museo. En la conferencia retrocedo en el tiempo hasta situarme en el punto en que empieza a haber evidencias de que nuestros ancestros tomaron interés por aspectos artísticos. De eso hace 400.000 años, mucho antes de ese prisma, que está datado hace 4.000 años.
-¿Quiénes y cómo fueron los primeros en realizar una manifestación artística?
-Este estudio está basado en la manifestación del homo erectus y unas muestras con motivos geométricos encontrados en algunos yacimientos, sobre todo en Alemania.
-Entonces son esos motivos geométricos.
-No es que sea absolutamente cierto. Los indicios no son del todo concluyentes. La idea del origen de la estética podría estar ahí. El impedimento para corroborarlo es delimitar qué entendían ellos por estética. Si para nosotros hay cientos de acepciones, imaginémonos para el homo erectus.
-Defiende la teoría determinista de la evolución. ¿Significa eso que los humanos llevan millones de años repitiendo los mismos errores?
-Por supuesto. Se repite la historia de forma inevitable. Lo que ocurre es que la segunda vez lo hace en clave de drama o de comedia. Siempre cometemos los mismos errores, eso sí, aunque nos lleve todo al mismo lugar nada es igual porque las circunstancias de cada uno son diferentes.
- 'Voces en el museo' trata de establecer las relaciones entre disciplinas artísticas, una de ellas es la literatura. También es docto en este campo, ¿escribe para reinventar esas historias que tanto se repiten?
-A mis alumnos siempre les digo que si quieren conocer la verdad sobre el hombre no acudan a la ciencia sino a la obra de Shakespeare. Él escribió todos los sentimientos humanos y lo que hacemos los demás son 'remakes'.
-Ha declarado que cada vez se siente más cómodo con la literatura, sin embargo, no se ha lanzado a la producción...
-Resulta que soy hijo de un Nobel de Literatura. Desde el punto de vista personal no creo que nadie en España piense que lo puedo hacer mejor que él.
-Entonces, ¿cuál es el motivo que le empuja a escribir?
-Es una forma de hacer frente a lo que uno necesita ser. Me siento bien escribiendo, es verdaderamente importante para mi forma de ser.
-Se toma su tiempo, no es de esos que lanzan al mercado cualquier obra.
-Tengo poco tiempo para escribir. Lo dedico a mis clases, a la investigación y a mi familia y amigos. Además, no quiero vivir el síndrome de la cuartilla en blanco. Solo me siento a escribir cuando me sale y eso es cuando tengo algo que contar.
-Le han hecho miles preguntas sobre la influencia de su padre en su escritura. Usted mismo acaba de decir que es difícil con un Nobel como precedente pero, ¿y al revés? ¿hay algo de su forma de escribir que envidiara su padre?
-No hay nada de mí como escritor que envidiara mi padre. Las referencias de mi padre acaban en Quevedo, ¿cómo iba a fijarse en mí?
-Y usted, ¿se ha diferenciado estilística y temáticamente de su padre de forma deliberada?
-Pienso que sería imposible dejar de lado su influencia. El resultado de mi literatura es diferente, claro, pero no lo hago de forma consciente.
-Su posición en los asuntos más polémicos vividos tras la muerte de Camilo José Cela ha sido la de un hombre sereno y elegante. ¿Hay algún momento en el que le haya costado contenerse?
-Todo lo que yo he conocido y aprendido de mi familia, de mi abuela primero y de mis padres después, tiene que ver con eso. Ellos me enseñaron la idea de que hay que contener el pronto emocional, hacer frente a las situaciones dejando de lado las emociones. Por lo tanto, no me ha acostado en absoluto.
-Las fundaciones que custodian la obra de los genios de la literatura española no están teniendo mucha suerte. Un ejemplo gaditano, la Fundación Alberti.
-En este tema ocurre igual que con los muertos, salen en el periódico cuando las cosas van mal. Lo que pasa es que hay muchísimas fundaciones y por estadísticas tienen que salir algunas mal. Acabo de crear una en Mallorca en honor a mis padres y espero que salga todo muy bien
-¿Será la maldición de las viudas?
-(Risas). La maldición de la viuda ocurría en la cultura hindú. Ahora mismo no creo que sea el caso, pero quedaría muy bien para el título de una novela. De hecho, es un tema que podemos encontrar en 'Macbeth'.
-Ni Asunción Mateo, ni Marina Castaño...
-También es cuestión de estadística. Las mujeres suelen sobrevivir a los hombres y son ellas las que se ponen al frente de estas fundaciones. En el momento en el que la sociedad evolucione y le de a las mujeres las oportunidades que merecen, saldrán muchas más mujeres grandes en la literatura, el arte... Verá como entonces son los hombres los que cargarán con esa responsabilidad de mantener vivas las vidas y obras de sus esposas.