La redoblada seguridad del aeropuerto de Domodédovo, junto a un tributo a las víctimas. :: EFE
MUNDO

Rusia busca a quién culpar de la desidia

El jefe del Kremlin advierte de que «debemos aniquilar a los autores y destruir sus escondrijos»

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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El presidente ruso, Dmitri Medvédev, y el primer ministro, Vladímir Putin, trataron ayer de mostrar que tienen la situación bajo control y que adoptarán severas medidas para intensificar la lucha contra el terrorismo y evitar más fallos de seguridad como los que permitieron que el lunes un terrorista suicida causase 35 muertos y más de 150 heridos en la sala de llegadas del aeropuerto moscovita de Domodédovo. Pero las amenazantes palabras suenan a viejo y a hueco. Son las mismas que repiten cada vez que se produce una tragedia similar y al final todo sigue igual. El exprimer ministro, Mijaíl Kasiánov, ha dicho que Medvédev y Putin «echan la culpa de todo a cualquiera con tal de no asumir ellos su propia responsabilidad política».

El jefe del Kremlin advertía el lunes de que los terroristas serán «perseguidos, capturados y castigados», una frase muy manida, tanto por él como por Putin. Ambos han vuelto a reiterarse en lo mismo. «Debemos aniquilarles y destruir sus escondrijos», manifestó ayer Medvédev ante la cúpula de los servicios secretos (FSB). Putin, por su parte, afirmó durante una reunión del Gobierno que los autores de la matanza «recibirán su inevitable castigo».

La responsable de la organización rusa defensora de los derechos humanos 'Memorial', Svetlana Gannú-shkina, señala que las proclamas antiterroristas de la dirección rusa «suelen traducirse más en atropellos contra civiles inocentes y en la eliminación o detención de algún cabecilla islámico que en una lucha efectiva contra las causas reales del terrorismo». El presidente ruso también dirigió ayer su ira contra la gerencia del aeropuerto, la compañía privada East Line, y los responsables de la Policía encargados de velar por la seguridad en los medios de transporte.

En una entrevista al diario 'Védomosti', Medvédev advertía de que Domodédovo deberá responder por los fallos cometidos en materia de seguridad. «Lo que ocurrió demuestra que hubo infracciones evidentes. No es tan sencillo meter en la terminal tal cantidad de explosivos», declaró. La dirección del aeropuerto se ha defendido alegando que es la Policía la que se encarga de vigilar el acceso a la sala de llegadas. Por cierto, el primer mandatario ruso exigió ayer «ceses» entre los mandos de las fuerzas del orden y mantiene que habrá que endurecer aún más los controles aunque acarreen molestias adicionales a los pasajeros. Recordó que, en 2010, se experimentó un aumento de la actividad terrorista y no se ha hecho gran cosa para frenarla.

Un bolso con explosivos

Mientras tanto, la investigación parece avanzar con dificultad. Tampoco hay nadie que se haya atribuido la autoría del atentado. Ayer apareció en los medios rusos una versión de una fuente policial que explicó que el terrorista iba acompañado de una mujer y que ésta llevaba un bolso o maletín con explosivos. Al abrirlo, no se aclara para qué, se detonó la carga antes de lo previsto. Ambos perecieron y el hombre resultó decapitado. Sin embargo, otros testimonios, también provenientes de las fuerzas de seguridad, descartan tal hipótesis, y sostienen que la decapitación es la consecuencia habitual cuando estalla una bomba sujeta al cuerpo. Insisten en que el autor fue un hombre acompañado hasta el aeropuerto por sus compinches.

La agencia Rosbalt, que cita sus propias fuentes, cree que los organizadores de la masacre podrían haber sido los miembros de un grupo 'wahabita' de la región rusa de Stávropol denominado 'batallón Nogaiski' (de la estepa de Nogaisk). Una de sus 'viudas negras', Zeinap Suyúnova, cuyo esposo fue abatido en una operación llevada a cabo por fuerzas especiales rusas en octubre del año pasado, murió el 31 de diciembre en el parque moscovita de Kuzminki cuando, preparada ya para perpetrar un atentado, se le explotó fortuitamente el cinturón-bomba que llevaba puesto. Un oficial de la Policía rusa se justificaba ayer asegurando que sabían que se preparaba un ataque, pero creyeron que lo ejecutaría una mujer, no un hombre como sucedió al final. Hoy se ha decretado día de luto en Moscú y su provincia.