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Obama pone a prueba el nuevo clima político en Estados Unidos
Los republicanos dan una tregua al presidente para comprobar si el espíritu de Tucson continúa en el discurso del estado de la nación
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarCuando Barack Obama entre hoy en el Congreso para su tercer discurso sobre el estado de la nación, traerá consigo un amuleto de consenso político. El que representa Daniel Hernandez, el joven de 20 años que se convirtió en héroe de la masacre de Tucson. Sentado junto a la primera dama, el becario hispano no solo recordará al país la calma con la que corrió hacia la congresista Gabrielle Giffords en medio del tiroteo para evitar que se desangrara mientras llegaban las ambulancias. Probablemente le salvó la vida a Giffords y esta, sin querer, la carrera a Obama.
El tiroteo en el que murieron seis personas fue el punto de eclosión que fundió la crispación politica del país. Obama supo aprovechar esa sensibilidad con uno de los discursos más históricos de su presidencia, que ha dado la vuelta a sus índices de popularidad. Desde Tucson, los independientes que deciden las elecciones han vuelto a su lado y hoy esperan con avidez su próximo discurso para decidir si la inspiración conciliadora de Obama fue o no una musa pasajera.
Las encuestas revelan que más del 80% del país quiere que el presidente tienda la mano a la oposición republicana y que esta trabaje con él para salir de la crisis. Los republicanos no dejaron que las balas de Jared Loughner frenaran la votación para revocar la reforma sanitaria, pero una vez cumplida su promesa electoral, más simbólica que práctica, hoy han aceptado ofrecer un gesto de reconciliación. En lugar de que demócratas y republicanos ocupen ideológicamente cada lado de la cámara, el demócrata Chuck Schumers y el republicano Tom Coburn han marcado el camino ejemplo al anunciar que se sentarán juntos. «¿Cuántos más de nosotros tienen que morir para que os pongáis a hablar?», preguntó sarcástico el humorista político Jon Stewart. Otros analistas consideran que el gesto es un buen principio sobre el que el presidente debe construir el tono moderado y bipartidista que promete. «Una nueva oportunidad para Obama», tituló ayer The New York Times en su editorial sobre lo que espera oír.
Su misión no será dar crédito a la oposición dedicando el discurso al déficit, sino a las tres palabras que más importan a los votantes: trabajo, trabajo, trabajo. Por eso cuaquier política que anuncie para crear infraestructura o reducir el gasto tiene que llevar esas palabras.
Un estudio de la National Association for Business Economics revela que el 42% de las 84 grandes empresas entrevistadas planea contratar en los próximos seis meses. La cifra también indica que la mayoría de las empresas entrevistadas no lo hará, pero es un gran paso frente al 29% que encontró el año pasado. The New York Times cree que «ahora es el momento para declarar a todo volumen la necesidad de que el gobierno federal invierta en infraestructura, educación y ayuda estatal». «Debe capitalizar en su nueva equipo de consejeros orientados a los negocios para explicar qué industrias cree que ofrecerán más empleo», sugería el rotativo.