Las cajas se resisten a ser bancos por la fuerza
La exigencia de una reestructuración y recapitalización acelerada enfrenta a las entidades con el regulador
MADRID. Actualizado: GuardarNuevo frente abierto para el Gobierno. La reciente crisis de la deuda soberana, la ofensiva especuladora y la amenaza de que España pudiera necesitar de un rescate han provocado una gran convulsión en el sector financiero. La exigencia de acelerar su reestructuración y recapitalización enfrenta a las cajas de ahorro con el Banco de España, defensor de su paulatina transformación en bancos, porque asegura que el esquema de funcionamiento de estos últimos «es más fácil de entender» por los mercados. Las cajas han apelado a la vulnerabilidad que puede suponer la entrada indiscriminada en su capital de fondos que invierten a bajo precio.
Discrepancias
El nuevo episodio de cierre del grifo de la financiación mayorista en diciembre resaltó las debilidades de las cajas de ahorro, un subsector en plena reconversión, ya que de 45 pasan a ser 17. Las fuertes tensiones de los mercados, y la presión de los grandes bancos, que se han visto perjudicados pese a su desahogada posición internacional, han sido aprovechadas por el Banco de España para urgir la radicalización del proceso, mientras el Ministerio de Economía se muestra más partidario de ir «paso a paso».
Nacionalización
Las últimas declaraciones de Zapatero -«estamos plenamente convencidos de que se puede concluir la reestructuración fortaleciendo el sistema con capital del sector privado y, quizás, con un recurso al capital público»- han encendido todas las alarmas. El subgobernador del Banco de España y presidente del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) no ha hecho sino confirmar las peores sospechas. Se extiende la idea de obligar a todas las cajas a operar a través de un banco, y de que la aportación de recursos públicos pueda traducirse a corto plazo en una «nacionalización temporal».
Adiós al traje a medida
La reforma de julio dejó a la libre voluntad de las cajas seguir como estaban o integrarse en un Sistema Institucional de Protección (SIP), al que podrían traspasar parte de sus activos, consolidando riesgos y la capacidad para acudir a los mercados. Se abrió también la posibilidad de transferir todo el negocio financiero al banco instalado en la cúpula, y de mantener la titularidad de una mayoría del capital en la fundación que preserva el espíritu de una caja de ahorros. El Banco de España apuesta por forzar la conversión de las cajas en bancos para una mejor comprensión de los mercados.
Traicionadas
La mayoría de las cajas no quieren ser bancos y ninguna de ellas se resigna a serlo «por la fuerza». El malestar se extiende en un colectivo que se considera traicionado, porque negoció de buena fe una reforma de la ley reguladora (Lorca), porque ha intentado cumplir «al pie de la letra» las instrucciones del Banco de España y porque han empezado a detectar que la sensibilidad autonómica, antes tan activa, reacciona ahora con tibieza. Se mantiene la posibilidad de que el Consejo de Ministros del viernes 28 de enero introduzca cambios en la regulación, pero el malestar de las entidades y la necesidad de alcanzar un consenso con otras fuerzas políticas podrían ralentizar la iniciativa.
Reformas insuficientes
El negocio bancario se ha endurecido, la crisis y el 'clima' de desconfianza han restado a las cajas capacidad de captar depósitos domésticos y el mercado mayorista se ha cerrado de nuevo. Conseguir liquidez para prestar a buen precio es cada vez más difícil. Además, nuevas pruebas de solvencia van a plantearse con mayor rigor en febrero y marzo, y para esas fechas las cajas no estarán en disposición de haber aumentado su capital. El Tier 1 que mide esos requerimientos lo integran el capital, las reservas y las acciones preferentes. ¿Cuánto capital necesitan las cajas? Las estimaciones van desde los 30.000 a los 120.000 millones.
Consenso necesario
El Gobierno ha conseguido sacar adelante las medidas financieras con apoyo del PP, y está intentando que no se desmarque de los cambios que ahora se plantean para las cajas. Los populares le han advertido de que no quieren una confrontación abierta, mientras que los nacionalistas podrían unirse para no perder la influencia y las competencias que mantienen sobre las cajas.