El estado de los edificios apenas ha cambiado tras el temblor. :: LA VOZ
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Haití por Cádiz

Un dispensario, un depósito de agua o mantener una escuela son algunos de los proyectos solidarios con sello gaditano

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Village Noé le debe su nombre al pasaje bíblico que relata cómo una pareja de cada especie animal se salvó de la ira de Dios, gracias a una enorme barca construida por un hombre piadoso. Los habitantes de ese pequeño poblado de Haití no sufrieron las inundaciones ordenadas por un ser divino, pero sí fueron rescatados por un religioso hace unos diez años. 120 familias vieron como el agua se tragaba su pueblo, y antes de que fueran engullidos también, un sacerdote los llevó hasta un punto más alto, que bautizarían como Village Noé. Un año después del terremoto que destrozó por completo este pequeño país caribeño, en ese poblado hay algo de esperanza gracias a muchos gaditanos.

Haití siglo XXI es la única ONG de la provincia que trabaja en exclusiva para brindar un futuro mejor a los haitianos y a través de ella se ha canalizado el dinero recaudado en conciertos como el que ofreció el cantaor jerezano José Mercé o el festival que impulsó Carlos Jean, otro artista con sangre caribeña, y al que acudieron Los Delinqüentes, Javier Ruibal y Kiko Veneno, entre otros. Un año después, toca repasar el destino de tanta ayuda desinteresada.

Cólera descontrolada

El presidente de la ONG, Romel Legros, no puede estar satisfecho. Este médico haitiano, con consulta en Jerez, ve cómo su pueblo agoniza de cólera en campos de plásticos. Los centenares de campamentos que se montaron como solución intermedia para aquellos que habían perdido sus casas se eternizan. Al menos, el granito aportado por esta organización gaditana ha llegado a buen puerto. Y no es lo normal. Legros sabe de primera mano el caos que reina en su país de origen y como mucha ayuda humanitaria simplemente se ha esfumado. «Nosotros decidimos enfocar nuestro trabajo en zonas alejadas de la capital (Puerto Príncipe). Hay que conseguir que la población se redistribuya y no se concentre toda en el mismo punto. Las consecuencias del terremoto fueron mayores porque esa ciudad pasó en pocos años de tener 300.000 personas a más de cuatro millones. Literalmente no hay sitio ni recursos para todos».

En Village Noé hay un nuevo depósito de agua con capacidad para 100.000 litros, «que ha salvado muchas vidas»; una humilde escuela se mantiene gracias a la aportación de esta ONG gaditana y sobre planos ya hay proyectado un dispensario. Las ideas para el futuro más inmediato no se detienen. «Queremos financiar una máquina para cultivar, semillas y un molino. Hay que darles herramientas para que se labren su futuro y salgan adelante. No podemos centrarnos en la reconstrucción de los edificios que han desaparecido y cometer el mismo error de hacinar otra vez Puerto Príncipe».

Lemos es muy crítico con la gestión internacional de este desastre. Aporta algunos datos que evidencian un serio problema de descoordinación. Solo en Puerto Príncipe hay asentadas entre 11.000 y 12.000 ONGs, que tienen que dedicar parte de su presupuesto a vivir allí. Pese al aparente aluvión de ayuda, la mayoría de la población malvive en tiendas de campaña, cada vez más deterioradas. En Haití siglo XXI no tienen infraestructura estable en el país. «Nuestros voluntarios acuden para cerrar alguna acción y regresan».

Los recursos económicos que ha manejado la organización en este año no llega a los 30.000 euros, pero la ilusión no se pierde. Si bien, temen que el paso del tiempo haya ido adormeciendo las conciencias de nuevo. Suele ocurrir tras un desastre. Sin embargo, su experiencia última les indica lo contrario. En Navidad consiguieron llenar tres contenedores con juguetes y alimentos perecederos que enviaron a otra pequeña población, Wanaminte. Su principal deseo es seguir contando contigo porque necesitan, como plan más inmediato, enviar partidas de cloro para detener el avance del cólera. La luz al final del túnel aún no se vislumbra en Haití.