Estrella a los 40
MADRID. Actualizado: GuardarEn apenas media temporada, Blake Griffin ha olvidado su año en blanco como 'rookie' y ha borrado la leyenda negra que acompaña a los últimos números uno del draft.
En su último partido, el jugador franquicia de los Clippers logró 47 puntos -la mayor anotación de un jugador esta temporada- y 14 rebotes en la victoria ante los Pacers de Indiana.
Negro, pelirrojo y pecoso. Con estas características físicas ya bastaría para llamar la atención. Medir 2,08 metros y tener un cuerpo silueteado a base de músculos no ayuda a esconder una cara tan peculiar. Si además, en apenas 40 partidos como profesional ya se habla de él como una futura leyenda, rey del mate, futuro All Star y MVP, pasar desapercibido es un objetivo descabellado.
Cuando el 23 de octubre de 2009, en el último partido de la pretemporada, Griffin se lesionó y daba por cerrado su año de 'rookie' sin debutar, los más agoreros apuntaron al elegido por los Clippers para liderar la resurrección del hermano pobre de Los Ángeles como el último 'bluf' de las primeras elecciones del draft.
El recuerdo reciente de Greg Oden les avalaba. El pívot de Portland estaba llamado a dominar la NBA por su calidad y su poderosa presencia, pero también pasó en blanco su primer año con los profesionales, y sus dos temporadas con los Blazers le han colocado como la segunda elección más penosa de su franquicia, detrás de Sam Bowie, número dos del sorteo de 1984 por delante de Michael Jordan. Oden fue elegido hace cuatro campañas por delante de Kevin Durant, la estrella emergente y máximo anotador de la liga.
Quince meses después de su lesión de rótula, el pasado martes, Griffin se regaló su mejor partido antes de llegar al ecuador de la competición (en la liga regular cada equipo disputa 82 partidos). El novato logró 47 puntos en la decimoquinta de los Clippers esta temporada.
La espectacular actuación ante Indiana no es flor de un día, el futuro novato del año firma unos números asombrosos hasta el momento: 22,5 puntos, 12,8 rebotes y 3,4 asistencias por partido, 33 dobles-dobles desde el inicio del año, 27 de ellos consecutivos. Además, sus mates suelen ser habituales entre las mejores acciones de cada jornada por su potencia, uniendo efectividad y espectáculo.
Con la vista en los playoffs
Entre tanto halago, los críticos le achacan que su juego se apoya en exceso en su portentoso físico, a la altura de LeBron James y Dwight Howard, y resaltan las carencias en el uno contra uno y su fragilidad defensivas. Defectos asumibles en un proyecto de 21 años que une a su fuerza otras virtudes como la rapidez, agilidad y coordinación, fundamentales para triunfar en el baloncesto.
Además, el año en blanco le ha servido al ala-pívot, formado en la Universidad de Ocklahoma, para analizar desde fuera el estilo que marca a la NBA y, en una liga especialmente individualista y en la que los conceptos colectivos brillan por su ausencia, Blake Griffin ha mostrado una evolución evidente en el conocimiento del juego que augura un brillante futuro en la competición a poco que le acompañe su equipo.
Los Clippers sueñan con que su nuevo jugador franquicia les devuelva a los ansiados playoffs por el título, que no visitan desde 2006, cuando alcanzaron la semifinal de la Conferencia Oeste.
El bagaje de este año -15 victorias y 25 derrotas- no es demasiado esperanzador, de hecho, es el noveno peor balance de la liga, pero la franquicia ha formado un equipo que mezcla algunos veteranos con una reconocida trayectoria (Chris Kaman y Baron Davis) con jóvenes prometedores (Eric Gordon y Eric Bledsoe) y, con algunas incorporaciones de calidad que complementen a su joven estrella, los Clippers pueden abandonar su estigma de equipo perdedor en los próximos años.
De esta futura reestructuración depende que Griffin se mantenga dentro de la disciplina de la franquicia y apueste por hacerse grande en el segundo equipo de Los Ángeles o que busque el éxito y el dinero en otra ciudad, como hicieron antes otros ídolos angelinos como Elton Brand.