El último botín de Leila
La ex primera dama de Túnez se habría llevado 1,5 toneladas de oro de las reservas del Banco Central antes de huir a Arabia Saudí
RABAT. Actualizado: GuardarSu avaricia se había descrito como glotonería, su mezquindad era poco menos que mafiosa. «El cielo es el límite», se titulaba uno de los cables de la Embajada americana que vio la luz gracias a Wikileaks y que describía la rapacidad de Leila Trabelsi, esposa del expresidente de Túnez, Ben Alí, y su extensa familia. Pero, aunque los tunecinos ya estaban acostumbrados a la corrupción de la mujer más odiada del país, una revelación ayer del diario 'Le Monde' dejó a más de uno con la boca abierta: la Trabelsi se llevó, antes de huir del país, 1,5 toneladas de oro de las reservas.
La historia que cuenta el periódico francés parece sacada de un guion de cine. Según fuentes de los servicios secretos del país galo, la esposísima se habría presentado en la sede del Banco Central de Túnez el pasado mes de diciembre exigiendo retirar una tonelada y media de lingotes de oro que, con el precio del metal amarillo en estos momentos por las nubes, alcanzaría el valor de 45 millones de euros.
Parece ser que el gobernador del banco, por sospechar de las intenciones de la caprichosa y ambiciosa primera dama, se habría negado. Pero ella solo necesitó una llamada de teléfono a su amante marido -y, según las malas lenguas tunecinas, algo gurrumino- para que las puertas de la cámara acorazada se abrieran de par en par y le ofrecieran el botín.
El director de la caja general, cuentas y sistemas de pago del Banco Central de Túnez, Maaledj Habib, ha negado que se haya movido de la caja fuerte ni un solo lingote, pero, verdadera o falsa, la noticia ya ha pasado a formar parte del imaginario colectivo sobre los malvados Trabelsi, que en esta 'revolución de los jazmines' son receptores del odio de la población, tanto o casi más que el propio dictador Ben Ali.
Un héroe nacional
Los que han podido han escapado del país, y muchos lo habrán hecho como Leila, con los bolsillos y el equipaje llenos. Pero no todos han tenido la oportunidad de poner tierra de por medio. El fin de semana se conoció la noticia de que un piloto de Tunis Air se negó a despegar desde la capital con cinco miembros de la familia de Ben Ali y su esposa a bordo. El hombre se ha convertido ya en un héroe nacional. Peor suerte corrió un sobrino de la esposísima, que según distintas informaciones habría muerto en las revueltas, al parecer apuñalado.
Varias mansiones de 'La Familia', como muchos tunecinos denominan, en un lenguaje claramente mafioso, a los parientes de Leila, han resultado completamente depredadas. Diversos vídeos caseros y de televisiones extranjeras han mostrado imágenes de ciudadanos entrando en los fastuosos chalés para saquear muebles y objetos de valor, o para llevarse cualquier pedazo de algo, lo que sea, una silla, un trozo de candelabro que poder enseñar a los nietos algún día y decir, orgulloso: «Yo también acabé con los Trabelsi».