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Rajoy rebaja las críticas de Aznar al modelo autonómico
El líder del PP se limita a defender una organización territorial en la que se hagan las cosas «razonable y sensatamente»
LEÓN. Actualizado: GuardarHabrá que esperar para conocer la reforma del Estado de las Autonomías que impulsará Mariano Rajoy cuando llegue a La Moncloa. El líder del PP, que mantendrá el suspense sobre esta delicada propuesta al menos hasta que su formación ultime el programa electoral con el que concurrirán a los comicios de mayo, rebajó en León de forma drástica el mensaje que había lanzado apenas 24 horas antes José María Aznar en esta primera cumbre de 'Populares en el Exterior'.
El expresidente del Gobierno calificó el viernes de «marginal e inviable» la actual configuración del país con instituciones, organismos y departamentos multiplicados por 17. En presencia de María Dolores de Cospedal, adelantó que el PP le pondría el «cascabel al gato» y reformaría el modelo, un extremo que confirmó la propia dirigente.
Mariano Rajoy, mucho más ecléctico, se limitó a recordar que su partido es la casa de todos aquellos que crean en un Estado de las Autonomías y en un Gobierno central «que hagan las cosas razonable y sensatamente».
El líder del principal partido de la oposición quiere que la revisión del modelo de Estado y su racionalización centre el debate de las elecciones autonómicas de mayo, pero hasta la fecha ha evitado concretar hasta dónde querría llegar y, sobre todo, ha puesto el foco en la necesidad de controlar el gasto más que en asuntos competenciales.
El 'think-tank' del PP, Faes, publicó el mes pasado un informe elaborado por Julio Gómez-Pomar, Mario Garcés San Agustín y Gabriel Elorriaga en el que se aboga por repensar la distribución competencial del Estado de las Autonomías, muy en la línea de lo planteado el viernes por el presidente de honor de los populares. Es de esperar que ese documento sirva de base para la propuesta de Rajoy, pero su explicación está aún en diseño.
Lejos del tono beligerante empleado por su antecesor, que remite a las viejas rencillas identitarias que tanto tensaron el clima político en el pasado, Rajoy se empeña en hacer hincapié en los argumentos economicistas que son, a su juicio, los que de verdad tocan la fibra sensible del ciudadano en tiempos de crisis y los que menos suspicacias podrían despertar en posibles futuros socios de Gobierno. Eso explicaría su decisión de no incidir por segundo día consecutivo en este asunto.
Adelanto electoral
De lo que sí habló, en cambio, fue del Gobierno, pero también para apelar al bolsillo de los votantes. «Cuanto más tiempo estén ahí y más tarden en darle la palabra a los españoles, más nos va a costar a todos», dijo. Reiteró así su convicción de que solo un adelanto electoral devolvería la confianza internacional en España, porque el actual Ejecutivo «está instalado en la ceremonia de la confusión, donde las contradicciones, los bandazos y los cambios de opinión son una constante» en la forma de actuar de los socialistas.
El jefe del principal partido de la oposición también arremetió contra José Luis Rodríguez Zapatero por querer modificar los cambios aprobados el año pasado en materia laboral y sobre la reorganización del sistema bancario español. «Va a reformar lo único que ha reformado», se lamentó y emplazó al Gobierno a que, si quiere contar con el apoyo del PP en esta nueva aventura, deberá decir «lo que quiere» y presentarlo públicamente.