CARTAS A LA DIRECTORA

Menudo género

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En zoología, entre animales, se distingue especie, género y sexo. Y en gramática el género puede ser masculino, femenino, neutro, común, y hasta epiceno y ambiguo. Por eso no entiendo a los políticos, y las políticas, cuando proclaman que se van a dejar la piel para acabar con el machismo y en la lucha contra la «violencia de género».

Supongo que querrán decir de hombres contra mujeres, de machos contra hembras, de excompañeros sentimentales contra excompañeras sentimentalas, de parejos contra parejas. Ciertamente, en este campo, los políticos, los parlamentarios, los legisladores, tienen trabajo. Y en ello deben «dejarse la piel». Que para eso se les paga.

«¿Qué propugna la ·ideología de género·? Pues propugna que la diferencia entre los sexos no es algo natural, sino el producto de prácticas sociales represoras que conviene aniquilar. Para la ideología de género el sexo no es algo determinado por el nacimiento, sino la consecuencia de una elección o deseo». (J.M. de Prada)

Pero no es menos cierto que existen otras violencias que no se dicen «de género». La de los etarros y etarras contra guardias civiles, ciudadanos y ciudadanas víctimas del terrorismo. O contra fetos y embriones con «derecho a la vida». O la «violencia eutanásica» contra viejecitos y viejecitas... ¿O es que eso no es violencia contra el género y la especie humana?

No he oído a ningún político, ni política, pronunciarse, con claridad, sobre estas cuestiones.

Menudo género.