atrévete a pensar

Objetivos del año

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Hace una década, exactamente hace 3.668 días, comenzábamos el nuevo milenio y meses antes, en Nueva York y en la llamada Cumbre del Milenio, se proyectaban ocho objetivos básicos de desarrollo humano universal para el año 2015. En la aprobada Declaración del Milenio se recogían unos objetivos muy claros en relación a la erradicación del hambre y la pobreza, conseguir la universalización de la educación primaria, la igualdad entre los géneros, la reducción de la mortalidad infantil, la mejora de la salud materna, el avance de la lucha contra el VIH/Sida y otras enfermedades, el sustento del medio ambiente y el fomento de la asociación en pos de este desarrollo. Diez años después sabemos que aunque hay menos hambruna en el mundo aún hay demasiada, que la pobreza apenas se reduce y que están apareciendo nuevas formas de la misma, que se está mejorando lentamente en la extensión de la educación y en la igualdad entre mujeres y varones, que han progresado positivamente muchos indicadores sanitarios y que, por otro lado, aunque las medidas adoptadas para impedir el deterioro de la capa de ozono se están mostrando eficaces, aún queda mucho que caminar en la preservación de los recursos ambientales de nuestro planeta. Pasados ya unos días desde el inicio de este nuevo año y reincorporados a nuestras actividades cotidianas, podríamos alinear algunos de nuestros anhelados objetivos anuales personales con esos más globales teniendo en cuenta a nuestros vecinos de aquí, de allá y de acullá. «El futuro está muy abierto. Depende de nosotros, de todos nosotros», afirmaba el filósofo Karl Popper en su obra ‘La sociedad abierta y sus enemigos’, escrita durante la Segunda Guerra Mundial. ¡Enorme actualidad la de esa afirmación!

Todos jugamos nuestras bazas en este incierto futuro. Los que tenemos la oportunidad de continuar trabajando podemos proyectar nuestra mirada, y lo que hacemos, más allá de lo que nos entretiene a diario. Los estudiantes y los que se están formando que consideren que todos nos beneficiamos también de su esfuerzo y de su ánimo por aprender. Las personas que trabajan en casa, ya sea en la manutención o en la comunicación, que sepan que valoramos sus tareas como absolutamente básicas e imprescindibles. Y todos, como ciudadanos que compartimos los mismos espacios y tiempos, podríamos cuidar mejor nuestras calles y plazas y saber animar nuestros ratos de convivencia procurando una mayor calidad de vida. Entre nuestros propósitos seguro que está la mejora de la salud, el ejercicio físico, el control del estrés, mantener la mente activa aprendiendo de todo y recreándonos, renovar las actitudes positivas e ilusionarnos con nuestros proyectos a corto y largo plazo. Y todo ello adquiere su plenitud cuando reconocemos y apoyamos asimismo los objetivos de nuestros iguales y prioritariamente los del milenio.