Un cómico de revista
Juanito Navarro fallece a los 86 años tras derrochar humor sobre los escenarios durante seis décadas
Actualizado: GuardarHa tenido el humor de despedirse del cine con una película titulada 'Nos veremos en el infierno'. Juanito Navarro no figurará en las enciclopedias por sus papeles de reparto en títulos como 'El último tango en Madrid', 'Los chilos', 'El cura ya tiene hijo' y 'Los obsexos'. Su popularidad se labró en un género desprestigiado por las mentes progres, la revista, que paradójicamente vuelve a vivir una edad dorada en los musicales que cuelgan cada noche el cartel de 'no hay entradas' en la Gran Vía madrileña. Se subió a un escenario con 21 años y nunca se bajó. Ayer murió a los 86 en su Madrid natal de un paro cardiaco. El domingo había disfrutado de la remontada del Madrid de sus amores en su palco del Bernabeu. Jorge Valdano recordaba en la capilla ardiente que el actor se hizo socio del equipo a los 6 años. Presumir del carné número 36 no le valió para llegar a la presidencia las dos veces que se presentó.
Jesús Guzmán, otro cómico de los de antes, lamentaba en el tanatorio de la M-30 que el homenaje no fuera en el Teatro Español. Al contrario que otros compañeros, Juanito Navarro nunca probó a desmarcarse del humor. Lo suyo era encarnar al gruñón gritón; al palurdo de pueblo que se impone su lógica a los Martínez Soria; al español tabernario que se gira al paso del muslámen.
«Quieron un final a lo Moliére, a lo Gary Cooper, con las botas puestas», declaraba hace pocos años. Navarro ha estado de bolos hasta el final, de gira en teatros de provincias, respondiendo a la llamada de cualquier programa de humor, por algo representó el espíritu de la Tele 5 de las 'Mama Chicho', allá a comienzos de los 90, cuando presentó 'Entre platos anda el juego', 'Desde Palma con amor' y 'Humor 5 estrellas'.
«Los mejores recuerdos de mi carrera profesional los asocio a Lina Morgan», reconocía. «Marcamos una época en la revista, cuando nadie iba al teatro, nosotros llenábamos todos los días. Antes las mujeres no iban a ver esos espectáculos, nosotros conseguimos sentarlas en el patio de butacas. Estuvimos once años trabajando juntos, al final éramos como un matrimonio».
Juan Navarro Rubinos iba para ingeniero aeronáutico. «Cuando le dije a mi padre que iba a dejar eso por el teatro se armó una gorda. Pasado el tiempo, se convirtió en mi fan número uno». La zarzuela cómica constituía un resquicio de humor en la grisura de la posguerra. Juanito Navarro ya formaba parte del elenco estable del Teatro de La Latina en los años 50. Tiempo de letras castamente picantonas entre vedetes como Carmen Jareño y Ampor Lerma, bien tapadas por las plumas. Poco después se atrevió a formar compañía propia y a revisitar los vodeviles de Martínez Soria: 'Clavijo, búscame un hijo' 'Orozco, que te conozco'...
Ya sin Tony Leblanc como cabeza de cartel, Juanito Navarro convenció al empresario Coslada para que le diera el protagonismo junto a Lina Morgan. Llenaron durante once años todas las sesiones. Triunfaron en las 'Noches del sábado' y hasta llegaron a grabar discos. Acabaron como el rosario de la aurora.
Durante los años 70 y 80 también estuvo ocupado. Cuando no actuaba en una sala de fiesta, secundaba a Esteso y Pajares en una astracanada de Ozores. Junto a Simón Cabido compone una improbable pareja formada por un cateto y una turista americana.
Sin llegar al ditirámbico panegírico de Mariano Rajoy -«un genio irrepetible del humor español»-, Juanito Navarro simbolizó al bruto chisposo y calenturiento. Por esos Santiago Segura lo convirtió en alcalde de Marbella en el segundo Torrente y ha repetido con él en la cuarta entrega. «Si algún día fallo con las mujeres o con el teatro, cojo el portante y me marcho».