Trabajadores del Capitolio guardan un minuto de silencio en homenaje a las víctimas del tiroteo. :: AP
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El asesino de Arizona planeó su crimen

Los fiscales descartan que el tiroteo que mató a 6 personas e hirió a la congresista Giffords responda al arrebato de un psicótico

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Barack Obama trató de insuflar ánimos ayer a sus conmocionados compatriotas tras el grave ataque cometido contra la representante demócrata Gabrielle Giffords apelando a la unidad de la nación y recordando que la respuesta dada por la sociedad civil y por los servicios médicos y de seguridad ha mostrado «lo mejor del país». En su primera declaración amplia sobre el suceso y después de una reunión con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, el inquilino de la Casa Blanca sintetizó el sentir colectivo afirmando que Estados Unidos todavía sigue «dolorido» por un acto que además ha dejado seis muertos y otros trece heridos más.

La abultada documentación presentada ayer en un Tribunal Federal en Phoenix muestra que el detnido en el mismo lugar de la matanza, Jared Lee Loughner, planeó metódicamente matar a la congresista demócrata, un factor que podría tener un peso decisivo a la hora de enjuiciar al agresor, que pasa por tener una personalidad desequilibrada. Tras analizar las pruebas encontradas en la casa del acusado, a unos cinco kilómetros del escenario de los hechos, los fiscales entienden que hay elementos para pensar que su acción es fruto de un cuidadoso plan y no un simple arrebato de un psicótico. Por ello lo han acusado de cinco cargos, que incluyen el intento de asesinato de Giffords, la muerte de seis personas y otros catorce heridos.

«No está diciendo una palabra a los investigadores», explicó el sheriff del condado de Pima, Clarence Dupnik. «Es el típico individuo problemático que es un solitario», definió al acusado, al que defenderá de oficio Judy Clarke, que antes representó al terrorista 'Unabomber', Ted Kaczynski, y asistió también al miembro de Al-Qaida Zacarias Moussaoui.

Mientras, el director del FBI, Robert Mueller, desplazado a Arizona para coordinar la investigación, ha pedido a los funcionarios públicos del país que «estén alerta», una señal de que la agencia teme que otros elementos incontrolados puedan aprovechar la situación creada para provocar nuevos atentados. Mueller ha asegurado que las amenazas vertidas previamente por el autor de la matanza no suponen un peligro específico para los funcionarios, pero que «el discurso de odio y otros discursos de incitación» representan un desafío para las fuerzas del orden, especialmente cuando llevan a ataques cometidos por «lobos solitarios». El máximo responsable del FBI avanzó que los cargos presentados hasta ahora contra el detenido son solo el principio, y que el joven podría terminar procesado bajo la ley que persigue el terrorismo en territorio nacional.

«Mi asesinato»

En el registro de la casa del joven de 22 años autor del tiroteo, los investigadores han encontrado correspondencia cruzada con la oficina de la congresista, en la que Giffords le agradecía su participación en un evento con votantes en 2007. Además, los investigadores localizaron diversos documentos en los que se puede leer, en inglés, «sigo con los planes», «mi asesinato» y «Giffords». Estas notas revelarían la premeditación con la que actuó Jared Lee Loughner, que disparó contra Gabrielle Giffords a las puertas de un establecimiento de alimentación cuando la congresista participaba en un acto político.

La violencia con armas de fuego es común en EE UU, pero los tiroteos contra figuras políticas son poco habituales. El alguacil del condado de Pima informó de que una mujer herida, identificada por la cadena CNN como Patricia Maisch, arrebató un cargador al atacante cuando este trataba de recargar el arma tras disparar a la multitud. El sujeto logró introducir otro cargador pero se atascó, y luego fue finalmente derribado por dos hombres.

El ataque conmocionó a Washington, donde el Congreso retrasó una votación clave sobre la reforma sanitaria hasta la próxima semana. Después de una campaña electoral salpicada por exabruptos, algunos analistas sostienen que la fuerte retórica de los políticos pudo haber jugado un importante papel en el ambiente que precedió al tiroteo.