Cándido Méndez observa a Ignacio Fernández Toxo en el acto de presentación de la huelga general del 29 de septiembre. :: REUTERS
Economia

Gobierno y sindicatos negocian a contrarreloj

Rubalcaba advierte de que sin cambios «no salen los números», aunque promete «pelear» por un acuerdo sobre pensiones

MADRID. Actualizado: Guardar
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A contrarreloj. El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, se reunió este viernes con los secretarios generales de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, y UGT, Cándido Méndez, para intentar llegar a un acuerdo con los sindicatos en materia de pensiones. La fecha límite del 28 de enero -día en el que el Gobierno aprobará un proyecto de ley- está marcada en los calendarios de ambas partes, y por esta razón los encuentros se repetirán durante todo el fin de semana. Además, también tratarán de reconducir la negociación colectiva y suavizar la modificación del mercado laboral. El Ejecutivo ha garantizado que «peleará» para llegar a un pacto.

No hay mucho tiempo. La próxima semana, ambas centrales celebrarán sus comités confederales (el máximo órgano entre congresos), en los que se analizará, en función del resultado de las conversaciones, la conveniencia de llamar a los trabajadores a otra huelga general. Sería la segunda en menos de cuatro meses. Ninguna de las dos partes desea llegar a este punto. El Gobierno no quiere romper puentes definitivamente con los representantes de los trabajadores, y los sindicatos ya vieron el pasado 29-S cómo mermaba su poder de convocatoria respecto a otros paros nacionales.

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró que el Gobierno «peleará» para llegar a un acuerdo con los sindicatos. «Nuestro ánimo es consensuarlo, porque es un tema muy importante y clave para el futuro de nuestra sociedad», subrayó, aunque también puntualizó que sin cambios en el sistema de pensiones: «no salen los números».

El acuerdo se antoja difícil. El principal escollo para llegar a cualquier pacto es la elevación de la edad de jubilación. El Gobierno tiene claro que, eso sí con flexibilidad, quiere pasar de los actuales 65 a 67 años. Diferentes miembros del Ejecutivo han reiterado que no se cederá en esta idea. Mientras, los sindicatos dejan claro que se trata de una «línea roja» que no aceptarán.

Diálogo social

Según fuentes conocedoras de las conversaciones, habrá más temas sobre la mesa. El nombramiento en octubre de Valeriano Gómez como nuevo responsable de Trabajo e Inmigración despertó las expectativas de retomar un encasquillado diálogo social. Se inició entonces una ronda de contactos que llevó al Ministerio a los secretarios de Acción Sindical de CC OO y UGT, Ramón Górriz y Toni Ferrer, respectivamente, y al secretario general de CEOE, José María Lacasa. Aquellas reuniones fueron anunciadas como «una primera toma de contacto con los agentes sociales» para charlar sobre políticas activas de empleo, pero nadie eludió la restauración de la comunicación entre patronal y sindicatos.

Entonces, las centrales recalcaron que el diálogo social era imposible si el Gobierno no modificaba su política económica y reculaba en sus objetivos de realizar nuevas reformas. Por su parte, los empresarios cargaron contra los sindicatos, a los que reclamaron «responsabilidad» para sentarse de nuevo en la mesa de diálogo, para lanzar de esta forma un mensaje de confianza a los mercados.

La falta de liderazgo en la patronal por aquella época y la lucha en la sucesión de Gerardo Díaz Ferrán sacó del mapa a CEOE. La llegada del nuevo presidente de los empresarios, Joan Rosell, no ha traído grandes novedades. Mientras, los sindicatos se han ido desesperanzando a medida que el Ejecutivo mostraba sus cartas en materia de pensiones.