Cabaret. La Terremoto, en el famoso 'Molino' barcelonés». :: VICENS GIMÉNEZ
Sociedad

«Montilla se achicó cuando me senté en sus rodillas»

«Soy la vedette con menos físico de la historia», asegura La Terremoto de Alcorcón Vedette

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Esta Terremoto cerró el teatro Arnau de Barcelona por derrumbe (medio decorado de su espectáculo todavía sigue dentro), y años después ha reabierto El Molino, justo en la acera de enfrente. Pepa Charro tiene edad, pero su personaje, La Terremoto, no. Se sabe que su epicentro está en Alcorcón, con onda expansiva en La Palma del Condado, Huelva.

- ¿La Terremoto no era la del 'Achilipú'?

- Esa era la Terremoto Dolores Vargas, famosa en los setenta. Y yo soy la de Alcorcón. Lo mío es el glamur de periferia, cariño. Y el nombre no me lo puse yo. Me lo pusieron 'Diabéticas Aceleradas'.

- ¿Qué ha arrasado antes de llegar al Molino?

- El mundo entero. Desde el Festival de Cannes con Almodóvar a Milán, donde me hicieron un homenaje en un festival de cine gay. Allí me di cuenta de la realidad de Italia.

- ¿Se refiere a Berlusconi?

- Me refiero al mundo en el que están metidos los pobres italianos. Yo llevaba dos coristas con barba, maquillados de mujer... Pero allí un travesti casi se juega la vida.

- ¿La han confundido con un travesti alguna vez?

- Todas. De hecho aún no he dicho si soy hombre o mujer. Yo creo que la Terremoto es la primera mujer que hace de hombre que hace de mujer. Es decir, imita a los travestis. Juego a eso con todo el mundo, incluido el alcalde de Barcelona.

- ¿Se portó bien Jordi Hereu?

- Estuvo supermono y muy receptivo y supo entrar al juego del pique conmigo. Su mujer, también. No como Montilla, que pasó un pánico tremendo. El pobre se achicó cuando me senté en sus rodillas. El estrés, que es muy malo.

- ¿Quién sería una buena vedette entre nuestras políticas?

- Cristina Almeida. La veo como la nueva Amparo Moreno.

- ¿Huele al público de lejos?

- Pues sí. Y a veces es un público como el que se sienta a ver la televisión, que parece que les han puesto Telecinco y se han quedado paralizados. Hoy la gente, no sé, tiene un absurdo sentido del ridículo. Parece que le da vergüenza hasta pedir la vez en el mercado. Ahora te subes a un avión y ni miras a la cara al que tienes al lado. Antes te subías en un autocar y te echabas casi una familia.

- ¿Qué la ha llevado donde está: cómo canta o esas piernas?

- Las piernas, por supuesto.

- ¿Vedette se nace? Lo digo porque se requiere un físico...

- Pero yo no lo tengo, que es lo mejor. Soy la vedette con menos físico de la historia del vedettismo. La naturaleza me ha dotado de ciertos elementos y yo he sabido explotarlos. Aunque mi compañera Merche Mar no entienda cómo puedo ser la única vedette que va la mitad de las veces sin depilar. Se pone mala. Lo que más me hace disfrutar de todo esto es compartir camerino con Merche Mar, una mujer que ha trabajado 18 años en El Molino cuando las triples funciones...

- ¿Le habría gustado vivir aquella época?

- Muchísimo.

- ¿Para poner un señor de Bilbao en su vida?

- No crea. Hace poco me salió uno con un piso en Gracia. Me cogió las manos, me las besó, me enganchó un poco de la cintura (porque yo cuando son mayores les dejo, no me cuesta nada, chica...). Y ese hombre repeinado y todo trajeado me dijo: 'Porque, mira, yo vengo mucho a El Molino, porque tienes unas piernas preciosas, porque tengo un piso en Gracia...' Y yo me volví loca. Pensé: '¡El cortejo era esto!'.