CONTRA 2011
Actualizado: GuardarAcaba un año del que lo único bueno que podemos decir es que cumplió lo que prometía: ha sido terrible. Recuerdo que la anterior Nochevieja los 'sms' felicitaban 2011, porque el 10 se daba por perdido. Pero ésta vez ya no gastamos ni bromas. Mi duda es si no suena obsceno decir «Feliz año nuevo» con este panorama: cada vez más trabajadores en paro, empresas a la última pregunta, avaricia bancaria acentuada por la propia debilidad de las entidades, políticos desorientados ante una situación que no saben cómo cabalgar, cambio de modelo económico en un contexto de revolución tecnológica desbocada, retroceso del Estado del Bienestar, nuevos equilibrios geopolíticos... El discurso del optimismo es un insulto a la inteligencia, lo hemos podido comprobar ante ciertos balances políticos que mejor hubieran sido actos de contrición.
El miedo se generaliza. Puede haber una cierta psicosis colectiva, porque a muchos todo lo mal que les va la vida es que les han recortado los sueldos un máximo del 5%, pero es cierto que la percepción de la realidad nunca ha sido tan negativa como ahora y hay datos donde apoyarla. El barómetro del IESA referido a la provincia, que hoy publicamos, viene a constatar que el 25% de los gaditanos no llega a fin de mes, el porcentaje más alto de Andalucía, y que el 85% tiene un familiar o amigo que ha ido al paro. El malestar se traduce en rebeldía: Cádiz tiene el mayor número de votantes que ha decidido abstenerse en las próximas autonómicas. El cabreo con la política es tan alto que a pesar de ser tradicional feudo socialista, Griñán lo tiene más difícil en Cádiz que en cualquier otra provincia andaluza, con una intención de voto declarada doce puntos inferior a la del PP. La crisis de confianza se expresa aquí con toda su crudeza, porque más de la mitad de los consultados creen que un gobierno de Arenas lo haría igual o peor. Por cierto, que llama la atención el escaso conocimiento de Luis Pizarro entre sus propios votantes, después de tantos años de dedicación a la política. La valoración por áreas es bastante pobre, pero se resume en la general: para siete de cada diez gaditanos la situación es mala o muy mala.
Sin embargo, no se puede vivir sin esperanza. Es una cuestión moral. Regodearse en el infortunio paraliza y no hace sino precipitar la degradación, hundir más en la miseria. La «inteligencia emocional» de la sociedad requiere responder a las dificultades, como en la propia vida, y ponerse de pie sobre la lona, una y otra vez, levantar de nuevo los puños. El asunto es que nos hemos vuelto tan infantiles, tan caprichosos, tan malcriados, que toleramos mal la adversidad. Esta crisis, por tanto, es también de maduración. Requiere sangre, sudor, lágrimas; actuaciones, sacrificios, soluciones y recuperar la confianza en una serie de valores, entre ellos la propia política, aunque a veces nos lo ponga tan difícil. Hay que seguir adelante. Resistir y pelear «hasta enterrar en el mar» contra este 2011, con la esperanza de que esta vez también se equivoquen los pronósticos, y con las miras puestas en 2012, que más que nunca tiene que ser nuestra gran oportunidad.
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