Zapatero pide al PP «sentido histórico» para apoyar las reformas
El presidente dice que la ciudadanía reconocerá sus «esfuerzos titánicos» por preservar el estado de bienestar
Actualizado: GuardarQuizá esté abocado a ser, como apuntan con terquedad las encuestas, el secretario general del PSOE que en peores condiciones deje a su partido en las próximas elecciones, pero José Luis Rodríguez Zapatero se ha persuadido este año de que la vida le ha colocado ante una responsabilidad histórica que ya no puede eludir y que los españoles reconocerán su sacrificio político con el paso del tiempo. Con la misma firmeza con la que el 30 de diciembre de 2009 defendió las inyecciones de dinero público para estimular la economía, el presidente del Gobierno justificó ayer los recortes drásticos del déficit e insistió en que es necesario avanzar en el camino de las reformas estructurales para evitar que, en el futuro, coyunturas económicas tan desfavorables como la actual golpeen a sus ciudadanos con la dureza con la que lo hace esta.
«Espero que el PP esté a la altura de las circunstancias, porque los cinco años que tenemos por delante son decisivos, pero el Gobierno va a llevar a cabo todas las reformas buscando su apoyo hasta el último día de la legislatura», remarcó. Con esta afirmación no solo tendió la mano al principal partido de la oposición. Quiso dejar también claro que no entra en sus planes ni dimitir, como con insistencia reclama Mariano Rajoy, ni mucho menos adelantar las elecciones. «Tendrán que valorar el sentido histórico que tienen en esta cita con su país», retó.
Zapatero aspira a contar con los populares en el desarrollo de la reforma laboral, cuyos reglamentos están aún pendientes de aprobación; en la ya iniciada del sistema financiero, uno de los pocos asuntos en los que las dos fuerzas mayoritarias han sido capaces de entenderse hasta la fecha; en las pensiones, que, según el jefe del Ejecutivo, tienen «gran importancia para generar confianza en las cuentas públicas del Reino de España» frente a los acreedores; y en la liberalización del sector servicios o del plan de Industria.
Cambio de discurso
Su discurso, tras un ejercicio en el que ha optado por congelar las pensiones, bajar el sueldo a los funcionarios, recortar las pensiones o acabar con la ayuda de 420 euros para los parados que hayan agotado la prestación, queda lejos del de su balance de 2009, cuando cerró la puerta a grandes pactos de Estado como los de la Transición con un doble argumento: que, a diferencia de éste, el de finales de los años 70 era un «momento histórico excepcional» y que las «diferencias ideológicas» insalvables y lógicas -«es la esencia del pluralismo democrático», llegó a decir- le impedían llegar a acuerdos de calado con el PP. De ejemplo puso, sin ir más lejos, que «el PP nunca habría ampliado la protección por desempleo», que él ordenó suprimir en un reciente Consejo de Ministros.
La transformación de sus planteamientos en apenas 12 meses ha sido tal que al líder de los socialistas le ha costado un tiempo hacer el relato político coherente que esperaban los votantes del PSOE.
De lo noqueado que quedó tras decidir el pasado mayo, y tras una larga noche en vela, el mayor tijeretazo al gasto social de la última década, dan cuenta las actas del Congreso. Pasó meses -para alarma de los suyos- sin ser capaz de oponer a las fuerzas de izquierda más argumento del que, cuando se gobierna, las cosas se ven de otro color. «Aquel día nos la jugamos por el futuro de nuestro país», reivindicó ayer.
Cuando sus asesores le pedían que pusiera en valor las políticas sociales que seguían en pie, él replicaba que había que trasladar a la ciudadanía la dureza de los sacrificios; tal fue el susto provocado por los «ataques» especulativos contra España y el euro.
Ahora, cuando esas mismas ofensivas se han llevado por delante a Grecia e Irlanda y no hay apenas país europeo que se vea a salvo de lo que Zapatero llamó «las tensiones financieras», ya tiene un argumento elaborado que contraponer a quienes le acusan de haber dilapidado las señas de identidad progresistas.
«Cuando se vea con perspectiva, se verá que si algo ha caracterizado la crisis económica es el esfuerzo titánico que este Gobierno ha venido haciendo para mantener los grandes pilares del Estado de Bienestar, los clásicos y los que hemos ido incorporando a lo largo de 2008», presumió. Ahora está dispuesto a pasar a la ofensiva y anunció que ha solicitado su comparecencia en pleno para mantener en el Parlamento un debate de evaluación de las políticas sociales y las perspectivas de futuro.