Arkaitz Goikoetxea. :: EFE
ESPAÑA

Condenados a 1.038 años los etarras que volaron el cuartel de Legutiano

La Audiencia asegura que la intención de los terroristas que mataron a Piñuel era «causar el mayor número de daños personales»

MADRID. Actualizado: Guardar
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La Sección Cuarta de la Audiencia Nacional ha condenado a un total de 1.038 años de cárcel a los tres etarras que la madrugada del 14 de mayo de 2008 hicieron explotar sin previo aviso una furgoneta embutida de explosivos frente a la casa cuartel de la Guardia Civil de la localidad alavesa de Legutiano. Un atentado que costó la vida al agente Juan Manuel Piñuel y provocó 27 heridos entre los funcionarios y familiares que se encontraban dentro del recinto, que ante la falta de alerta previa no pudo ser desalojado.

De hecho, la sentencia subraya que la intención de los terroristas era «causa el mayor número de daños personales» y que por eso los activistas guardaron silencio.

El tribunal impone sendas penas de 515 años, 19 menos de los que reclamaba la Fiscalía, a cada uno de los dos autores materiales del ataque, Aitor Cotano Sinde y Arkaitz Goikoetxea Basabe, quien por entonces lideraba el comando 'Askatu Haizea' ('Liberad al viento').

La sala considera que fueron autores de un asesinato terrorista, el de Piñuel, por el que fueron condenados a 30 años de cárcel; 14 asesinatos terroristas intentados, sancionados con 20 años por cada uno de ellos; otros 12 asesinatos intentados en menor grado, 15 años por cada uno de los delitos; un delito de estragos terroristas, penado con 20 años; un delito de daños, dos años, y sendos delitos de uso ilegítimo de vehículo, tres años para cada etarra.

El tercer imputado, Iñigo Gutiérrez Carrillo, quien no participó materialmente en la ejecución del atentado, ha sido condenado a ocho años de prisión por colaboración con organización terrorista ya que ayudó en el traslado desde Francia de la furgoneta cargada de explosivos.

La Audiencia Nacional, además, prohíbe a los activistas, una vez queden en libertad, residir durante diez años en Legutiano o acercarse a las víctimas del atentado. Asimismo, la sentencia establece una compensación de medio millón de euros para la familia del guardia Piñuel, indemnizaciones provisionales de 1.864.920 euros a los 27 heridos y el pago de casi 3,2 millones al Ministerio del Interior por los daños materiales al cuartel, que tuvo que ser básicamente reedificado de nuevo.

El tribunal, en varios pasajes de la sentencia, insiste en que el objetivo de los terroristas era provocar una masacre. «No hubo llamada de aviso» porque el propósito «era causar el mayor número de daños personales y patrimoniales». El fallo recuerda que los terroristas hicieron explosionar la furgoneta tan solo 2 minutos y 45 segundos después de abandonarla a las puertas del acuartelamiento, un tiempo tan corto que hizo imposible desalojar el edificio en el que además de guardias había familiares y menores. «La ausencia de llamada persigue evitar dar tiempo a que nadie se intente poner a salvo» abunda el tribunal.

Los magistrados además tienen especialmente en cuenta la potencia del explosivo, entre 150 y 200 kilos de amonal, probablemente «reforzados» con nitrometano, el combustible de aeromodelismo que ETA usa para redoblar el efecto de sus artefactos. «Buscaban el mayor número de fallecimientos que afortunadamente no se produjeron», explica la sentencia, que no obstante subraya la «traumática experiencia con la consiguiente carga emocional de por vida» de los supervivientes.

En Francia

Los magistrados consideran probado que fueron Cotano y Gutiérrez los que tres días antes del atentado se desplazaron a Francia para hacerse cargo de la furgoneta cargada de explosivos. Ambos llevaron la camioneta a localidad riojana de Santo Domingo de la Calzada. El 13 de mayo, Cotano, Goikoetxea y un tercer etarra, Eneko Zarrabeitia, actualmente preso en Francia, se desplazaron hasta Santo Domingo para recoger el vehículo-bomba. El convoy se dirigió a Legutiano ya de madrugada. Fue Goikoetxea quien abandonó la furgoneta frente al cuartel para huir junto a Zarrrabeitia. La furgoneta estalló a las 2.55 horas.

Goikoetxea y Zarrabeitia abandonaron el turismo con el que huyeron en el alto de Urkiola. El vehículo tenía una carga incendiaria que debía estallar para borrar huellas, pero el coche fue encontrado antes por las fuerzas de seguridad, que lograron recuperar varias pistas, entre ellas el perfil genético del jefe del comando.