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El descalabro del dueño del imperio petrolífero Yukos

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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Una de las reuniones convocadas por Putin en el Kremlin con los principales magnates del país a comienzos de década, entre ellos Jodorkovski, sembró la semilla de la discordia entre el político y el poderoso empresario. Según algunos de los asistentes a aquel encuentro, parece que al expresidente ruso no le gustaron mucho las ideas de Jodorkovski, pero menos aún el aplomo y la seguridad que mostraba el entonces hombre más rico de Rusia.

A raíz de aquel desdichado encuentro, Jodorkovski recibió varias «sugerencias» de vender la principal petrolera del país, Yukos, e instalarse en el extranjero. Sin embargo, desoyó las advertencias. Su testarudez le llevó a que su conflicto con el jefe del Kremlin se agravase.

Jodorkovski era, hasta su detención el 25 de octubre de 2003, el empresario ruso más poderoso. Sin embargo, las grandes diferencias con Putin, sobre todo en lo relativo a cómo debía funcionar un Estado de Derecho y a cómo organizar una empresa, condujeron al magnate a perder un imperio valorado en 8.000 millones de dólares (6.083 millones de euros). El patrón de Yukos preconizaba una mayor transparencia, empezando por las grandes corporaciones energéticas del país. Y lo hizo dando ejemplo, lo que puso en evidencia a Gazprom, el gigante gasístico ruso que, pese a ser estatal, hoy día sigue siendo un monopolio fuertemente cerrado y opaco.

Tachado de extravagante

Jodorkovski se caracterizó además por mejorar las condiciones sociales de los trabajadores de su empresa y por crear una red de escuelas y centros de descanso. Aquello fue percibido como una extravagancia en una Rusia donde la única preocupación de los potentados era enriquecerse sin mirar atrás.

El dueño de la otrora mayor petrolera del país fue asimismo pionero a la hora de abrir los negocios en el país a los inversores extranjeros. Por si fuera poco, defendía un sistema político más pluralista y empezó a poner su grano de arena financiando partidos de oposición. Jodorkovski pensaba que había que acabar con la omnipotente corrupción como única manera de superar el atraso de Rusia e iniciar la senda del desarrollo económico.