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Los controladores y AENA se someten a un arbitraje
Las dos partes se comprometen a garantizar la normalidad del servicio y designarán un mediador antes del 12 de enero
MADRID. Actualizado: GuardarCuatro días después de sentarse a la mesa negociadora en esta nueva etapa, y en el marco de una situación absolutamente excepcional como el estado de alarma que se prolongará hasta el 15 de enero, los controladores aéreos y AENA han alcanzado un acuerdo que puede devolver la paz social a tan conflictivo sector. Las dos partes se han comprometido a garantizar la normalidad en la prestación del servicio. Y con el objetivo de cerrar un acuerdo en el II Convenio, han pactado designar de común acuerdo un árbitro antes del próximo 12 de enero.
Posteriormente se suscribirá un compromiso arbitral en el que constarán las cuestiones concretas sobre las que deberá pronunciarse el laudo arbitral, y el plazo para dictarlo. Este procedimiento de mediación, que aún debe ser ratificado por las asambleas del sindicato USCA y por la presidencia del organismo supervisor, entraría en funcionamiento si, llegado el 31 de enero, los controladores aéreos y AENA no han alcanzado un acuerdo. Todo ello sin descartar que, en caso de plena confrontación por la designación del árbitro, las negociaciones del convenio pudieran darse por concluidas ese mismo 12 de enero.
A finales del próximo mes se cumplen seis años de prórroga en la aplicación del primer convenio colectivo de los controladores aéreos. Que controladores y AENA nunca se han llevado bien, y que la relación de fuerzas se ha decantado en muchas ocasiones por los intereses de los primeros lo prueba la larga historia de conflictividad encubierta -los controladores nunca se han declarado en huelga legal- que culminó con los episodios del 'puente de la Constitución'. En esas fechas, la ausencia de numerosos profesionales que alegaron enfermedad llevó al cierre del espacio aéreo español durante 18 horas.
Pese a la disposición que ahora manifiestan los interlocutores, negociar un nuevo convenio no será empresa fácil. El Gobierno señala que hay unas «líneas rojas» que, de ninguna manera, se podrán sobrepasar. Las principales: La masa salarial (480 millones de euros anuales), la jornada (1.670 horas más otras 80 extra) y la organización del trabajo. Básicamente, lo contenido en el principio de acuerdo rubricado el pasado 13 de agosto en plena amenaza de huelga por parte del USCA, y que los controladores rompieron en añicos.
Distribución de dinero
Aena explicó que el margen de maniobra se encuentra en el modo de distribuir ese dinero, que se reparte entre salario fijo, productividad, beneficios sociales y algunos extras. «Si quieren menos de aquí y más de allí, se puede analizar; ojalá podamos llegar a un acuerdo», afirmó la empresa. Los ciclos de trabajo (hoy, cuatro de trabajo y dos de descanso) también podrían variar. Los controladores han pedido cambiar la proporción a 10/5. También parece posible algún cambio en la distribución de la jornada de trabajo, ahora dividido en cuatro categorías en función de la complejidad del centro de trabajo.
Más difícil parece cualquier cambio en lo relativo a la denominada Licencia Especial Retribuida (LER), suspendida durante tres años por la ley 9/2010 (la que deviene del «decretazo» del 5 de febrero) y que permitía a los profesionales mayores de 52 años y con 30 de profesión retirarse cobrando casi el 100% de su sueldo. Los controladores también quieren rebajar de forma gradual sus horas anuales de trabajo hasta las 1.450 en 2014, algo a lo que la empresa también se opone. USCA recuerda que la LER «es un derecho en muchísimos países» vinculado al alto nivel de estrés de la profesión. Mientras tanto, la exigencia de responsabilidades por lo ocurrido a comienzos de este mes sigue su curso. La Fiscalía de Madrid remitirá a los Juzgados ordinarios de Plaza de Castilla la denuncia contra 175 controladores aéreos por un delito de sedición con la finalidad de que el juez les cite a declarar. Las diligencias emprendidas pretenden conocer de quien partió la iniciativa e identificar a los líderes de la revuelta.