Solar donde han aparecido los restos. :: A. V. .
Sociedad

El sanatorio del asedio gaditano

Unas obras dejan al descubierto los restos del antiguo Hospital de Segunda Aguada, usado durante el siglo XIX

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Las obras en un solar de extramuros acaban de sacar a la luz los restos del antiguo Hospital de Segunda Aguada, un sanatorio usado durante el siglo XIX y que tuvo un importante papel durante la Guerra de la Independencia. Y es que a este centro llegaban la mayor parte de los heridos en el asedio gaditano. Según el escritor e historiador Jesús Maeso de la Torre, se trataba de un «hospital de lo más moderno», ya que en aquella época Cádiz estaba «muy avanzada», como pocas ciudades de Europa. Este centro hospitalario es mencionado en varios libros, desde 'El Asedio', de Arturo Pérez Reverte a 'Un siglo llama a las puertas' de Ramón Solís. Éste último cuenta precisamente los avatares de un médico que trataba a los heridos en el frente. «Era el único hospital de Extramuros», recuerda Maeso. «En el casco viejo estaba el hospital militar y algunos cuarteles donde también se amputaban miembros y se realizaban intervenciones».

Por lo que apuntan los historiadores, este sanatorio se utilizaría desde finales del siglo XVIII hasta mediados o finales del XIX. «Se usó con el sitio de Cádiz, los fortines de Puntales y el Baluarte de la Candelaria», reconoce el escritor, que en su próxima obra, ambientada en las Cortes, recoge «un duelo entre caballeros que se sucede a sus puertas». Según Maeso de la Torre, este hospital tiene un halo tenebroso, un punto literario muy importante que plasmará en su novela.

La historiadora Hilda Martín también rescata ese episodio histórico en uno de sus artículos relacionados con 1812. «En Cádiz, desde la rendición de la escuadra francesa en la bahía, los presos franceses se ubicaron en pontones flotantes y en el castillo de Santa Catalina atendiendo a su escalafón, pero el número de heridos que llegaban de todas partes hizo necesario la ampliación del Hospital de la Segunda Aguada».

Reducto de enfermos

Varios historiadores apostillan también que al sanatorio de extramuros podían llegar víctimas de enfermedades infecciosas, no tanto la lepra como la fiebre amarilla, que azotó Cádiz en las primeras dos décadas del siglo XIX. «La pandemia afectó a muchos diputados de las Cortes hasta tal punto que se pensó en trasladarlas a Sevilla», asegura Maeso.

El autor de los dos volúmenes de 'La historia pequeña de Cádiz', Julio Molina Font, apoya también está función del centro como lazareto, pese a que el término siempre ha estado asociado a los leprosos. Según el escritor, un lazareto era donde se metían a los pasajeros que llegaban en barco a la ciudad víctimas de alguna epidemia. «Allí pasaban la cuarentena», apostilla. «En cuanto a las mercancías, estas se oreaban en unas naves, donde se sometían a unos vapores elaborados a partir de plantas que se creía eliminaban las miasmas».

Pese a que este escritor y Maeso de la Torre corroboran esta versión del sanatorio como centro de acogida de enfermos, sobre todo de fiebre amarilla, otro joven experto en Historia, Javier Castro, autor de 'El Ritual' y 'El desafío del destino', desmonta la teoría de que el Hospital de Segunda Aguada tuviera este uso, sí el de tratar a los heridos del asedio. Precisamente, en este último libro, recién publicado, aborda los estragos en Cádiz del 'vómito negro' o fiebre amarilla, que azotó la ciudad en tres ocasiones durante las dos primeras décadas del XIX. «La mayor parte de enfermos iban a parar al Hospital de San Juan de Dios», cuenta Castro.

Los cimientos de este centro de los horrores vuelven a ver la luz doscientos años después en los antiguos terrenos de Rossi, donde ahora se construirán viviendas. No obstante, los restos del hospital están arrasados por las construcciones modernas. Aun así, los trabajos de excavación continuarán para sacar a la luz toda la estructura que haya sobrevivido al paso del tiempo.