La viuda presidirá la fundación y la hija y el sobrino del poeta formarán parte de su patronato. :: ANTONIO VÁZQUEZ
cultura

La entrega de llaves de la sede de la Fundación de Ory formaliza su constitución

Compuesto el patronato y el consejo asesor, la nueva entidad se adentra en el proyecto de inventariar la biblioteca del poeta

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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«Su patrimonio, fruto de años de trabajo, queda a disposición de los gaditanos». No hubo cinta de inauguración, sino entrega de llaves en el Centro Cultural Reina Sofía. Estas palabras de la alcaldesa Teófila Martínez sirvieron de discurso oficial del acto de constitución de la Fundación Carlos Edmundo de Ory. Las pronunció después de que familia, amigos y representantes municipales firmasen ante notario la composición de la nueva entidad.

Todo según lo previsto. Laura Lachèroy, la viuda del poeta, será la presidenta. Su única hija, Solveig de Ory, y su sobrino José Antonio, además de Jesús Fernández Palacios, Fernando García de Polavieja, Ignacio Martínez Castignani y Rafael Román Guerrero, forman ya parte del patronato por deseo expreso del creador del postismo. Además, están en este patronato Teófila Martínez, Antonio Castillo, Mari Paz Orihuela y Rosa Martínez; así como otras personalidades del ámbito cultural como Pilar Paz Pasamar, Nieves Vázquez Recio y José Manuel García Gil.

La presidenta, que se mostró «encantada» con la acogida que ha tenido en Cádiz, nombró a los componentes del consejo asesor de la fundación, un extenso grupo de literatos y amigos, entre los que se encuentran Luis Eduardo Aute, Rafael de Cózar, Francisco Lira, Félix Grande, Alejandro Luque, Ana Rodríguez Tenorio, José Ramón Ripoll, Juan José Téllez o Jaume Pont, entre otros. La mayoría de los llamado por Laura estuvo presente en el acto de ayer.

Para algunos, era la primera vez que veían los despachos que ocuparán la fundación. En la segunda planta, en las salas que antes ocupó el aula de militar de cultura, las estanterías esperan la llegada de los más de 7.000 volúmenes que formaban parte de la biblioteca personal del poeta gaditano. Para ese momento, del que aún no se atreven a poner fecha, ya se habrán inventariado todos esos libros que la viuda custodia en su casa de Thèzy Glimont. Del resto del legado que atesoraba Ory y que él mismo gustó ceder a la ciudad de Cádiz hace dos años, aún se desconoce dónde irá a parar. Lo que parece claro es que para poder exponer todas las piezas y la vasta correspondencia con escritores que había recopilado el poeta en sus 87 años de vida se necesita un espacio mayor al actual.

Escultura en la Alameda

Así, la alcaldesa de Cádiz destacó durante la firma la promesa de búsqueda de una sede de mayor dimensiones, al tiempo que subrayó que con esta simbólica entrega de llaves, se consolida el reconocimiento a Ory y a su familia por el acto generoso de entregar su patrimonio a la ciudad de Cádiz. Una ciudad que el lunes le rindió un emotivo homenaje en la Facultad de Filosofía y Letras, en un acto que contó con la participación de numerosas personalidades del mundo de la cultura nacional.

Y una ciudad en la que muy pronto descansarán para siempre los restos incinerados de Carlos Edmundo de Ory. Será en primavera, como confirmaron los familiares del Hijo Predilecto de Cádiz. Tal vez para entonces, en algún punto aún por confirmar de la Alameda, el propio poeta, hecho bronce, recuerde su existencia y su obra. Esta escultura, de la que aún se desconocen los detalles, será esculpida por Luis Quintero.

«Esta es la mejor manera de que Carlos siga vivo. Esta es su ciudad, este es su sitio. Él lo quería y entonces yo así lo quiero», comentó emocionada Solveig, única hija de Ory. Herederos de su escritura y sus vivencias son, desde ayer, todos los gaditanos.