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La milicia Día de la Promesa reactiva la resistencia iraquí

Las tropas que prometen combatir «hasta la salida del último invasor» se convierte en una amenaza mayor que Al-Qaida

BAGDAD. Actualizado: Guardar
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Calles cerradas y controles de seguridad de hombres vestidos de negro. Apenas hay presencia de las fuerzas de seguridad oficiales en el corazón de Ciudad Sadr. Radio en mano cada puesto de control comunica a la central el acceso de un vehículo a la zona donde las brigadas del Día de la Promesa (Liwa Al-Youm Al-Mawud), brazo armado escindido del Ejército de Mahdi tras la tregua decretada por el clérigo chií Moqtadar al-Sadr en 2008, se dispone a realizar un acto multitudinario ante sus seguidores.

Sobre el estrado el líder religioso en Bagdad de la formación, sheikh Mohamed al-Garawy, anuncia que «no dejaremos nuestra actividad armada hasta el que el últimos soldado ocupante abandone suelo iraquí. Después iremos a por los colaboradores que les abrieron las puertas, los meteremos en un contenedor y les echaremos a la basura». Vestido de uniforme militar y cambiado su habitual turbante blanco por una simple gorra de camuflaje, el clérigo exhorta de forma enérgica a la muchedumbre para que se levanten de sus sillas y griten «¡muerte a Estados Unidos, muerte a Israel!».

Con una parafernalia similar a la utilizada por Hezbolá en Líbano o Hamás en Gaza, el Día de la Promesa realiza esta exhibición de fuerza en un momento políticamente muy delicado para Irak. El sadrismo es capaz de combinar la llamada a la resistencia con el apoyo al primer ministro Nuri al-Maliki, que cuenta con el voto de los cuarenta diputados que la formación religiosa obtuvo en los comicios de marzo y que aplauden a los líderes de la resistencia. «No es una incongruencia, es simplemente sentido práctico. Hay que mantener la lucha con el turbante y el fusil, pero no hay que olvidar el frente político», aclara el sheikh Garawy en una entrevista posterior al acto de homenaje a los denominados «mártires de la resistencia».

«No tienen programa, línea ideológica y carecen de un líder político serio, es un grupo que va a la deriva y sus decisiones son imprevisibles», opina el ex dirigente sadrista Fattah al-Shaikh, hoy en las filas de la lista laica Al-Iraqiya. Esa falta de dirección contrasta con el discurso de su máximo dirigente en Basora, sheikh Hared al-Ardari, que define a la brigada como «un conjunto de hombres puros y llenos de paz porque luchan contra el creador del terrorismo, Estados Unidos», y anuncia que «emplearemos contra él todos los medios a nuestro alcance».El Día de la Promesa es la milicia más activa en Bagdad y las provincias de mayoría chií del sur de Irak, donde el goteo de bajas americanas no cesa pese a la salida de las fuerzas de combate el pasado 31 de agosto. El mayor Chris Auclair cumple su tercera misión y forma parte del Primer Batallón, 41 Regimiento de Artillería de la Tercera División de Infantería del Ejército estadounidense. En una entrevista reciente aseguraba que en los últimos meses se han convertido incluso en «una amenaza más activa que Al-Qaida para nuestro trabajo». Auclair formó parte del contingente que en 2003 fue responsable de la toma de Bagdad y define Ciudad Sadr como «un lugar al que no nos dejan entrar, pero del que sufrimos el efecto negativo del extremismo que predican sus autoridades».