Varios paquistaníes observan cómo arde un camión cisterna de la OTAN tras ser atacado por talibanes en Katakasht. :: AFP
MUNDO

EE UU desafía la soberanía de Pakistán

Planea una gran ofensiva antitalibán desde suelo afgano pese al veto de Islamabad

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Frustrados por la falta de colaboración de Pakistán para combatir a los talibanes infiltrados en su territorio, altos responsables militares estadounidenses se plantean por primera vez desde que comenzó la invasión de Afganistán una amplia ofensiva en el complicado corredor fronterizo utilizado como base de operaciones por la insurgencia.

La campaña, que según 'The New York Times' sería liderada por tropas de élite del Ejército, estaría llena de riesgos porque implica una escalada de operaciones dentro de Pakistán, donde el movimiento de fuerzas norteamericanas ha sido ampliamente prohibido por temor a una respuesta violenta de los habitantes de una región hostil con el Gobierno de Islamabad.

Aunque el plan no ha recibido aún luz verde en Washington, los líderes políticos coinciden con los militares en la necesidad urgente de menguar la capacidad de acción de los talibanes a medida que se aproxima la fecha fijada por la Administración demócrata para la salida de tropas de Afganistán. La escalada puede acarrear consecuencias indeseables, admiten los comandantes en la zona, pero los beneficios para los servicios de inteligencia pueden tener un valor incalculable si se logra detener a algunos de los cabecillas rebeldes.

De manera oficial, el Pentágono ha reconocido apenas media docena de incursiones terrestres dentro de Pakistán. Más comunes, sin embargo, han sido los ataques llevados a cabo por los 'drones', aviones no tripulados que han lanzado sus bombas sobre objetivos militares aunque a veces con dramáticas consecuencias sobre todo para la población civil.

Dada la fiereza con que Islamabad se ha opuesto a las operaciones de EE UU, la CIA se ha servido de combatientes afganos aliados para llevar a cabo misiones secretas en las áreas tribales paquistaníes. Para evitar que fueran consideradas acciones militares, la agencia de inteligencia les colgó desde un principio la etiqueta de acciones contraterroristas dirigidas a la búsqueda de información sensible. Según otros testimonios, en más de una ocasión los afganos pasaron a la ofensiva utilizando su armamento para atacar objetivos talibanes.

Nuevo frente

La decisión de expandir la actividad militar dentro de Pakistán requería el apoyo expreso del presidente Barack Obama y supondría la apertura de un nuevo frente tras nueve años de guerra, en un momento en que la sociedad norteamericana no parece dispuesta a admitir nuevas aventuras militares que retrasen la retirada.

Mientras la Casa Blanca guarda silencio, un alto responsable de la OTAN en Afganistán se apresuró a negar los planes revelados por el rotativo neoyorquino. «No hay absolutamente nada de cierto en la información», aseguró Gregory Smith, responsable de comunicaciones de las fuerza internacional de asistencia y seguridad. Pese al intenso trabajo de Richard Holbrooke, el enviado especial recientemente fallecido, la tensiones entre EE UU y Pakistán siguen tan vivas como siempre. Ni el diálogo estratégico para mejorar las relaciones ni los miles de millones de dólares en ayuda para el desarrollo y alivio de los efectos de devastadoras inundaciones permiten pensar en un cambio de parecer de Islamabad.

Algunos analistas sugieren que Washington puede estar insinuando la posibilidad de nuevas incursiones para impulsar a Pakistán a tomar acciones más duras contra los talibanes. Cualquier decisión al respecto amenaza con incrementar la tensión de modo intolerable para las autoridades paquistaníes. «Nuestro Ejército es capaz de lidiar con la amenaza miliciana dentro de nuestras fronteras y las fuerzas extranjeras no tiene permitido ni se les ha requerido operar en nuestro territorio soberano», declaró el embajador de Islamabad ante Washington, Husain Haqqani.