LA CERBATANA

TRISTE NAVIDAD

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Las ojeras que vestía su rostro en los últimos meses delataban el paso de la vida plena y el sueño completo al tener el mismo como un recuerdo lejano de los buenos tiempos, de las ventas continuas, de la bonanza económica como dicen los economistas. Los buenos tiempos, buenos para todos, habían traído la felicidad a su familia y a las familias de sus empleados. Tristeza y sin empleados se ha encontrado en 2010.

Más de cuarenta años al frente de un negocio, de una empresa, de un proyecto, lo convertía en un animal de las ventas, de la captación de clientes, en un respetado empresario local. Todo ha pasado. Ya son solo recuerdos. Pesadilla en vida.

Como una ola, que cantaba la difunta chipionera, esta crisis se lo llevará todo. Abróchense el cinturón para el año que viene. ¡aún hay más! que decía Super Ratón. Tras el 2011 recordaremos éste que acaba como un buen año. Si usted aún no ha perdido su empleo no cante victoria todavía.

Cante un par de villancicos y vaya preparando su chirigota ilegal, así, al menos, pasará el carnaval de balde. Se prevé masificación de ilegales en el Pópulo para nuestras fiestas típicas. Todos cantando y nadie escuchando.

Quien no cantará más es el Maestro roquero que estás en los cielos, el cantaor del Albaicín, el genio del flamenco vivo, el eterno aprendiz. Lágrimas de tristeza elevaron las aguas del Darro por la muerte de Enrique I el Grande, el cantaor del futuro, omega del cante jondo. ¿Qué hay después de ti, Maestro, sino el vacío más absoluto? ¿Quién tendrá el valor de «intentar cambiar el flamenco desde dentro»? ¡Cuántos proyectos con otras músicas hemos dejado de descubrir con tu pérdida! Te echaremos mucho de menos.